The People's Decisions

Músico e Inteligente

Músico e Inteligente.

"Capitulo IX, Músico e Inteligente"

Capitulo Nueve, Músico e Inteligente

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      Martes. El mejor día de toda la semana. Unos minutos más y podría por fin salir de allí, su pie golpeaba repetidas veces el suelo bajo la suela de su zapato, podía sentir esa gota de sudor por su espalada, la emoción creciendo cada vez más. Hasta que por fin paso.

      La campana sonó. Bendito sea el sonido de la salvación.

     –Ya pueden retirarse.

      Saltó como resorte en su silla para salir disparado por la puerta sin mirar atrás, si lograba ser el primero en salir del aula no se iba a encontrar con tantos adolescentes igual de desesperados por irse a hacer Dios sabe que a quien sabe dónde.

      – ¡Adrien! ¡Espera Joder, no soy flash!

      Freno en seco, todo su rubio cabello revuelto por la corrida devolviéndose a su rostro por el repentino bajón de velocidad. Con la boca abierta en busca de aire y pulmones ardiendo, en definitiva, necesitaba hacer más ejercicio. Dio vuelta a su cuerpo para ver a la persona que gritó llamando su nombre. Deseo nunca haberlo hecho.

      Carajo.

      –Adrien. –Dijo de nuevo. –¡Sabes que tenemos que irnos juntos, si no, me mataran y luego yo te haré lo mismo a ti! Joder. –Lo alcanzo por fin, estaba jadeando, al igual que el rubio lo hacía.

      Ese momento hubiera sido gracioso, claro que si, después de todos ambos pubertos se encontraban a la mitad del pasillo jadeando por aire como unos locos, bueno, ambos necesitaban hacer ejercicio. Adrien se dio media vuelta y decidió ignorar olímpicamente la presencia del peliazul, a ver si así entendía de una buena vez que no necesitaban pasar por eso todos los martes. Entonces, como bueno que era siguiendo rituales, porque este escenario se había convertido en uno, siguió su camino y refunfuñando le respondió:

      –Te dije, que no tienes que hacer esto, te dije, que me puedes dejar solo ¿Es que acaso no entiendes lo que es espacio personal? Carajo...

      –Uy pero que boquita, quien diría que el hijo de mami sería tan mal hablado. –Si las miradas mataran, la mirada que le descargo Adrien ya lo hubiera hecho estar seis metros bajo tierra, en cambio, lo único que el rubio obtuvo como respuesta fue una sonrisa cínica. –Y yo te dije, que no, capaz y te secuestran y me acaban echan la culpan a mí.

Adrien prefirió ignorar el "niño de mami" porque el mejor que nadie sabe que no es así.

      –No me va a pasar nada.

     –Ajá... Y... ¿A dónde vamos hoy? No, no, no me digas ¡¿A la librería?! –Viendo como Adrien asiente todas las esperanzas del peliazul de diversión se fueron directo por el caño. –Otra vez, joder niño, es que no sabes divertirte.

     –Cierra la maldita boca, no te estoy pidiendo que me acompañes. Te puedes ir a la mierda cuando quieras.

     –Pero que agresivos nos despertamos hoy ¿No? Bueno, no es como si yo estuviera aquí por elección propia, eso te lo aseguro.