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Jungwon miraba la gente fina que estaba en ese lugar, aún iba tomado de la mano de Jay quien iba caminando junto a él hacía la mesa que se les asignó.

Jongseong le sonrió antes de sacar la silla para que se sentará, Jungwon se sonrojó, nunca ninguno de sus pocos novios que había tenido había hecho eso, ni mucho menos llevarlo a comer a un restaurante tan elegante.

—¿Qué deseas ordenar Won? —preguntó Jay leyendo la carta mientras Jungwon también leía pero no entendía nada.

—Lo que usted pida estará bien. —Jay rió. 

—Hablame de tu no de usted, además estamos de cita.

Jungwon asintió.

—Señor Park, ¿qué son los a-almas? —Jay rápidamente busco en el menú hasta encontrarlo.

—Los almas es un tipo de caviar.

—Oh, ¿Y por qué cuesta tanto?

—Es que es importado desde Irán, además te lo entregan en una caja de oro. —Jungwon abrió los ojos.

—¿Por eso es caro? —Jongseong asintió. 

—¿Ya sabes que ordenadas? Puedes pedir lo que quieras.

Jungwon no sabía si había sopas o algunas hamburguesas, tenía mucha ganas de una. 

—Mmm, no sé qué pedir señor Park. 

—Jay, dime Jay, puedes pedir lo que quieras.

—Pero, no sé qué pedir, no conozco nada. 

Jongseong asintió viendo el menú. 

—Puedes pedir medallones.

Jungwon negó con una mueca. —No me gusta.

Jongseong volvió a leer. —¿Calamar? 

Jungwon volvió a negar.

—¿No tienen tacos? —Jay negó. 

—¿Tacos? —el menor asintió. —Nunca los he probado.

—Oh, son muy ricos, en especial me gustan los caseros, usualmente los acompaño con spaghetti.

—Nunca lo he probado, no como en casa, siempre como fuera. —Jungwon asintió. 

—¿Su madre nunca le cocinó algo parecido?  Jay negó. 

—Mi madre murió cuando yo tenía 1 año, a esa edad solo bebía leche.

El corazón de Jungwon se estrujó, sintió que pisó en terreno peligroso. 

—Jay.

—Dime. —habló el mayor dejando la carta para prestarle su atención a Jungwon. 

—¿Me permite cocinarle algo? ¿Algo casero? 

Jongseong ladeó la cabeza. 

—Quisiera que fuéramos a comer a mi casa, podría cocinar algo rico para usted. 

Jay sonrió asintiendo.

( ☕ )

Jungwon y Jay llegaron al departamento del menor.

—Es muy linda. 

Jongseong observaba el interior de la casa de Jungwon, era muy hogareña y con colores cálidos, además del rico olor a manzana con canela.

—Gracias, puede tomar asiento. —Jay negó.

—¿Puedo ayudarte? —Jungwon asintió. 

—Venga, le pondré un mandil. 

𝐌𝐈 𝐀𝐒𝐈𝐒𝐓𝐄𝐍𝐓𝐄 › jaywon ✓Where stories live. Discover now