Primera Memoria

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El vidrio de la ventana estaba gélido, repleto de vestigios de nieve que se debían en mayor parte por la fuerte nevada que tenía lugar afuera en las calles de la gran ciudad de Seúl.

Bin apartó la mirada de la estufa y se volteó a ver hacia la sala de estar. Sus ojos viajaron desde el sofá de lino color gris hasta el sillón de terciopelo blanco donde MinHyuk se encontraba sentado.

MinHyuk miraba hacia aquella ventana, observando la ventisca fría arrastrar consigo pequeñas briznas de nieve y no reparando en la mirada amorosa que Bin le estaba brindando.

La claridad de la lámpara de pie en la sala de estar repartía luminosos reflejos en el cabello castaño de MinHyuk, mientras que su cuerpo se mantenía cubierto por una cálida manta de felpa color pardo.

Al igual que otras veces, los ojos de Bin destellaron debido a la preciosa imagen que contemplaba.

Bin dejó los fideos cocerse junto a la sopa y caminó a paso lento hacia donde se hallaba MinHyuk. Los ojos oscuros que anteriormente estaban fijados en la ventana, ahora lo miraban. Bin gozó de esa atención, deseando tener mucha más.

—Últimamente la nevada ha estado agravándose —comentó Bin mirando por un segundo a través de la ventana. Dio tres pasos cerca hacia MinHyuk y luego agregó—. Es una pena que los servicios de transporte estén atascados, pero es algo bueno para mí, ya que ahora tengo un buen pretexto para hacer que te quedes conmigo esta noche.

MinHyuk sonrió dejando salir una débil risa risueña.

—Si el clima continúa así, probablemente me tengas pasando muchas noches aquí en tu casa.

—Sabes, siempre estaré abierto a la idea de vivir juntos, Hyuk —dijo Bin poniéndose en cuclillas frente a MinHyuk y cruzando sus brazos sobre el regazo del chico, en donde pronto reposó su cabeza.

Bin sintió la mano de MinHyuk acariciar su cabello negro con parsimonia y luego lo escuchó decir con voz suave.

—Lo sé... y algún día lo haremos. Pero aún no es el momento para mudarnos juntos, amor.

Bin cerró los ojos ante las caricias de MinHyuk en su cabello. Aceptó el deseo de MinHyuk al igual como lo había hecho otras veces y se alejó para mirarle a los ojos.

—Supongo que solo me queda sentirme afortunado de que tu trabajo quede tan cerca de mi casa, y también, aprovecharme del atasco de transportes mientras dure ¿No?

Finalmente, y sin intentarlo enteramente, Bin había logrado provocar la risa barítona de MinHyuk, la cual era la risa más colorida que podía obtener del castaño.

—Eres tan descarado. —Se atrevió a decir cuando finalmente pudo retomar una compostura más relajada, pero sus ojos se encontraban achicados debido a la sonrisa que se rehusaba a abandonar su semblante.

—Pero te encanto así. —Bin sonrió esperando la reacción de MinHyuk.

—Por supuesto —dijo, inclinándose para tomar las mejillas de Bin y depositar un beso en sus labios.

Bin tomó su antebrazo impidiéndole alejarse y alargó más el beso.

—Bin... El ramyeon —murmuró MinHyuk apenas se separaron levemente. Bin lo besó de nuevo, brevemente y con lentitud, para luego sonreír contra los labios contrarios.

—Casi lo olvido. —Bin se levantó y seguidamente se dirigió con pasitos apresurados hacia la cocina.

El tiempo que le tomó a Bin terminar la cena y servirla fue breve.

La noche avanzó amena, pacífica y la calidez de la estancia no hacía más que agrandar el sentimiento de placidez. Y cuando el sueño les cerraba por momentos los párpados y la luz artificial de los focos de la habitación les comenzaba a cansar, ambos habían decidido que lo mejor era ir a la cama y descansar.

Se abrazaron amorosamente debajo del calor de la frazada como usualmente lo hacían cada vez que dormían juntos. Cerca y asegurándose de que al despertar lo primero que los recibiría sería el calor de su abrazo.

Bin se acurrucó más a MinHyuk, aferrándose a su cuerpo como si no quisiera dejarlo ir jamás.

—Es perfecto... —murmuró, de forma que apenas MinHyuk pudo escucharlo—. En las noches de invierno, abrazarte y sentir tu calor no solo es bueno... Es perfecto.

Con los ojos cerrados, MinHyuk sonrió luego de escucharlo y respondió livianamente.

—Te abrazaré cada vez que tengas frío... Siempre estaré para ti cuando necesites de mi calor, Bin...

.

.

.

Bin estiró su mano tanteando la zona de la cama a su costado.

Sus ojos se apretaron cuando empezó a sentir la ausencia del calor de su amado.

Abrió los ojos lentamente, abandonando su sueño y encontrándose duramente con la helada soledad acompañándolo.

El frío fue lo primero que lo recibió, notando una vez más que ya no existía nadie a su lado quien pudiera brindarle de su calor.

—Hyuk... Te necesito a mi lado...

Lost In Memory | BinHyukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora