La diosa YinYang

Milagros inesperados.

Los gritos desesperados y horrorizados de Wen Qing resonaban en sus oídos mientras miraba con ojos desenfocados el cadáver de Wen Ning atravesado con una bandera atrae espíritus.
Los 5 cultivadores Jin que habían participado en la tortura de los remanentes Wens y en el asesinato de Wen Ning estaban arrodillados frente a él llorando, pretendiendo no tener miedo. Su mirada se posó en ellos, la rabia invadía todo su ser. Acercó su dizi a su boca, sintió su enojo aumentar el resentimiento a su alrededor, aún más con el resentimiento que había en el ambiente; pero antes de que pudiera hacer algún sonido una mano se envolvió su muñeca e instantáneamente sintió como todo su enojo se desvanecía, una paz inundó su cuerpo y se desplomó siendo sujetado por esa persona que sostenía su muñeca.

Wen Qing de repente sintió tanta paz, sus lágrimas dejaron de fluir y pudo ver con claridad a la mujer que sostenía a Wei Wuxian, una mujer alta y delgada, con un Hanfu azul con negro, tenía un adorno ce oro en su cabello, con unas tiras con perlas y en su mano, con la que no sujetaba a Wei Wuxian, un cayado con forma de cobra negra con detalles dorados.
Todo su ser irradiaba tranquilidad y paz, y no se atrevió a decirle nada al ver cómo había dormido a Wei Wuxian y lo dejaba acostado sobre una manta blanca en el piso y lo acomodaba poniendo incluso una almohada bajo su cabeza.

Los jins habían empezado a agradecerle a aquella misteriosa mujer, pero pronto vieron el enojo que cubría los bellos ojos lilas de ella.  Vieron como tomó una profunda respiración para calmarse y con un movimiento de su muñeca, los 5 estaban atados y amordazados por unas cuerdas que aparecieron de la nada. Y la voz de la mujer retumbó por todo el lugar, mientras la lluvia dejaba de caer sobre ellos, hasta entonces notó que ni una sola gota de agua cubría a esa mujer.

-Puede acercarse, segundo maestro Lan. Cuide de Wei Ying por mí por favor.- hasta entonces, los demás notaron la figura blanca que había aparecido unos 10 metros lejos de donde ella estaba parada.- Si me disculpan, tendré que traer más personas a nuestra reunión.- Los Wens rodearon a Wen Qing y Wen Ning, con algo de abrigo cubriendolos.
Una luz apareció luego de que ella chasqueara los dedos, y los líderes de las 4 grandes sectas, y sus familiares más cercanos, aparecieron frente a todos. Claramente desorientados, mirando para todos lados. Hasta que su vista recayó en la mujer, Wei Wuxian Y Lan Wangji. El primero en hablar fue Jim Guangshan

-¿Que es lo que está pasando aquí? ¿Ahora que hizo ese impertinente? -movia su abanico con ira apenas reprimida.

-Usted mejor cállese, sólo verlo me repugna.- la mujer lo miró con aún más odio.-Se cree lo mejor solo por estar rodeado de oro, se llena la boca hablando sobre lo que se debe hacer en el mundo del cultivo. ¿Pero que fue lo que usted hizo contra los Wen? Su hijo actuó en contra de lo que usted le dijo, para ayudar a los demás a librarse de la tiranía. Y hoy tiene la desfachatez de querer ponerse a usted mismo como el cultivador en jefe?-dio una risa amarga, carente de gracia- además de infiel, cobarde e imbécil, usted es más ridículo de lo que creía.- sus manos temblaban de furia mientras miraba al hombre que se quedó petrificado ante sus palabras.

-Ya que les gusta tanto la justicia en el mundo del cultivo, me podrían decir, mis queridos líderes, ¿que parte de lo que ven aquí es justicia?  Sólo ancianos, hombres sin poder de cultivo y un niño. Siendo torturados y obligados a trabajos exigentes, sin comida ni bebida. Estoy segura que recuerdan al joven Wen Ning, un niño tímido incapaz de lastimar a alguien. Díganme, ¿Que pudo haber hecho para que le atravezaran el pecho con una bandera atrapa espíritus?

La  mirada de la mujer se posó en los 5 Jins amordazados a su espalda, una sonrisa surco su rostro.-¿Por qué mejor no dejamos que los niños a mí espalda nos lo expliquen?- los rostros de todos se dirigieron a los 5 Jins, sus miradas espantadas y expentantes. La mujer con un movimiento de su mano deshizo las mordazas- Veamos. ¿Que fue lo que pasó aquí? ¿Quien les ordenó hacer esto?- su voz sonaba como su estuviera moderándose.