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—Capitulo Dos—

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—Capitulo Dos—

Al llegar la mañana del día siguiente, diez de las chicas entraron al salón con anticipación, aun charlando entre sí sobre lo que podrían esperar del proyecto, sin embargo, el bullicio de sus voces se detuvo abruptamente, un silencio tenso lleno el aire cuando vieron las modificaciones que habían sido realizadas de un dia para otro.

Las butacas estaban dispuestas en filas ordenadas, cada una marcada con placas que llevaban los nombres de las estudiantes;El impacto de la transformación del salón era evidente en los rostros de las chicas, quienes intercambiaron miradas de sorpresa y asombro, pues era claro que el proyecto anunciado por la profesora era tomado en serio, y el nuevo ambiente de la habitación reflejaba la importancia que se le daba, cada una tomó su respectivo lugar sintiendo los nervios recorrer sus cuerpos.

Las demás chicas llegaron al salón, una tras otra, cada una con una expresión diferente al encontrarse con las modificaciones. Algunas fruncieron el ceño, otras susurraron entre ellas con un tono de desaprobación, mientras que otras simplemente miraban en silencio con expresiones de incredulidad.

La tensión en el ambiente era palpable, como si el cambio repentino en la disposición hubiera sacudido la comodidad y la rutina de las estudiantes. Las miradas de desconcierto y descontento se dirigieron hacia la profesora, quien observaba la reacción de sus alumnas con serenidad, como si estuviera acostumbrada a este tipo de situaciones.

A pesar de las miradas y los murmullos de incomodidad, las chicas finalmente tomaron asiento en sus nuevos lugares, resignadas a aceptar su nueva realidad.











Después de pasar lista, la mujer de cabellos cobrizos se recargo contra la pared que albergaba el pizarrón, observando a sus alumnas con una expresión seria pero comprensiva. El silencio era palpable, las miradas de las chicas alternaban entre el nerviosismo y la determinación mientras esperaban las siguientes instrucciones.

Con gesto decidido, la docente se apartó de la pared para dirigirse hacia el centro del salón, donde podía ver a todas sus estudiantes claramente.

—Para comenzar con el pie derecho este proyecto, es importante que establezcamos una base sólida de comunicación y colaboración. — Comenzó, su voz resonando en la habitación con autoridad. — Y consideró que la mejor manera de hacerlo es conociendo a sus compañeras de proyecto. —

Las adolescentes intercambiaron miradas nerviosas, pero la mujer continuó sin vacilar.

—Así que les pido que cada pareja se ponga de pie y se presenten entre sí. —

Nuevamente, las jóvenes se miraron con expresiones diferentes, la minoría había reaccionado de forma neutral, mientras que las demás se habían mirado con desconfianza, desesperación e incredulidad. Para las adolescentes, el proyecto no era más que una molestia innecesaria que interrumpía su rutina académica. La idea de tener que colaborar con compañeras con las que no se llevaban bien les resultaba especialmente irritante.

𝑇ℎ𝑒 𝐺𝑎𝑚𝑒 𝑂𝑓 𝐿𝑜𝑣𝑒 / 𝐻𝑎𝑟𝑖𝑛 - 𝑆𝑜𝑜𝑗𝑖 /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora