||14. Necesito besarte...||

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No logré dormir en lo que restaba de la madrugada, pase todo el rato dando vueltas sin cesar en mi cama y al final terminé optando por escuchar música a través de mi celular, así terminaría de pasar la noche.

Al salir el sol me levanto de mi cama sin muchos ánimos, voy al baño y niego repetidas veces al ver mi reflejo.

Me veo horrible, mis ojeras están muy marcadas, ese color negro se nota tanto que ni con maquillaje lo podría cubrir, lo bueno es que es sábado y no tengo nada bueno que hacer.

Cepillo mis dientes y luego lavo mi cara con jabón de coco —muy bueno para disminuir los granos de la cara— al terminar todo vuelvo a mi habitación para cambiarme por un camisón gris y unos shorts de jean azules rasgados en algunas partes de él.

Bajo a la cocina y en el transcurso voy estirando todo mi cuerpo, ya que siento como si un camión me fuese pasado por encima y me dejo el cuerpo completamente destrozado.

—¿Madrugaste? —pregunta mamá con ironía.

Solo me encogí de hombros sin darle importancia, decidí ignorarla, fui por dos panes, busque mayonesa, abrí mis panes con un cuchillo que tome de la alacena y los rellene para comerlos junto con el jugo de naranja que había preparado hace unos días, si no lo tomó ahora se dañara.

—¿Ya te vas a trabajar? —pregunto hacia mi madre que está viendo entretenidamente su celular.

—Si, el almuerzo está en las ollas que están sobre la estufa, solo debes servirlo y ya está.

—Bueno, que te vaya bien entonces.

—Nos vemos en la noche —y con eso toma sus cosas y se va a su trabajo.

Me asomo por la ventana y veo como se aleja de casa, la moto de papá no está así que ya se debió de ir a trabajar también.

Al menos no los tendré que soportar.

Hoy no le haré el desayuno a Álex, en estos momentos no me aguanto ni a mí misma, mucho menos lo haré con él, así que él mismo se prepare sus cosas.

Subo de nuevo a mi habitación, busco mi celular y lo enciendo de nuevo, en lo que carga la pantalla y se reconfigura decido dejarlo sobre la cama y poner un poco de música a través de mi estéreo, pero está se ve interrumpida por los incesantes sonidos que provienen de la cama.

Tomo el celular entre mis manos y no deja de vibrar incesantemente, hay muchos mensajes y llamadas perdidas por parte de todos mis conocidos.

Enseguida una llamada entrante interrumpe todas mis notificaciones, dudo un poco en si debo contestar, lo pienso y al final decido tomar la llamada.

—¿Si?

—¿Me podrías decir dónde estás, Alaia? —está alterado, demasiado preocupado y no me gusta, me hace sentir mal...— llevo toda la maldita noche y parte de la mañana llamándote y tú no respondes tu maldito celular, ¿qué mierda pasa contigo?, ¿por qué te comportas como una maldita egoísta con las personas que nos preocupamos por ti? —sus palabras son filosas dagas que se clavan en mi frágil y débil corazón, sus preguntas me hacen sentir mal y la culpa no tarda en aparecer.

—So-solo... —mi balbuceo fue notorio, estoy apunto de llorar y mi voz no me ayuda a disimular— yo... yo quería estar sola —susurré y terminé quebrándome por primera vez ante él.

Escuché un suspiro pesado por parte suya y no sé si es que ya sabe que estoy llorando o simplemente no quiere ser duro conmigo.

Tú y yo vamos a hablar —sentencia sin derecho a réplica.

Almas Gemelas✓ [EN PROCESO]Where stories live. Discover now