Pestes

42 6 4
                                    

Celestia terminó de arropar al chico de cabellos morados, velando para su protección.

—Ya puedes dejar de espiar, Miu.

La chica rubia no tuvo de otra más que salir de su escondite abriendo la puerta lentamente.

—Lo lamento, no quería espiar pero Shuichi despertó y estaba buscando a Ouma.

Celestia se levantó y movió lentamente sus ropas, casi parece que flota en lugar de caminar —Consigueme lo que dice esta lista.

—¿Un hechizo de protección?— pregunto la rubia después de terminar de leer algunas especias —¿Es por "la caza de dioses?

—¿De ese modo le llaman?— la chica arqueo una ceja con clara inconformidad —Sí, tenemos dos personas importantes aquí que corren peligro, aunque esta mansión este protegida, no me voy a arriesgar a que un solo hueco faltando de magia nos lleve a la perdición.

—¡Pero los puedes revivir! Tenemos algo en favor.

La pelinegra guardo silencio dando inquietud, como no lo confirmo ni tampoco estuvo deacuerdo la chica de cabellos rubios comenzó a tener miedo.

—Sí...supongo... algo más, si ves a alguien con apariencia similar a la que tendría asmodeo, mátalo en seguida.

Después de unos minutos aquella boluptuosa chica salió de la habitación.

Mientras tanto Celes reflexionó...sí ambos mueren no volvería a resucitar a ninguno; porque Saihara no despertará, (ningún dios puede morir y volver a la vida dos veces) y Ouma corre el peligro de quedarse solo.

Se repetiría nuevamente esa situación. Así que ellos mismos deben mantenerse a salvo.

Ella simplemente es una mediadora que verá como sucede todo, porque en cualquier final, sabe que solo es un entretenimiento pasajero.

💜

La brisa huele a ceniza, mire al cielo intentando recordar que paso hace unos segundos. El pasto se ve brilloso y demasiado verde para ser real, o simplemente está muy bien cuidado.

Por primera vez me di cuenta que mi cabello no tiene el color morado o negro que tiene la mayoría del tiempo.

Es castaño claro.

Entonces me di cuenta. Estoy soñando. Recuerdo vagamente como llegué aquí.

—¡Naegi!— grite —¿Me escuchas?

Tengo que hablar con él, por que si me persigue no podré vivir en paz, Shuichi y yo tendremos un destino sellado. Debo saber qué es lo que quiere.

—Naegi— volví a gritar pero mi voz se perdió en el eco de un mundo que no es real.

—¡Naegi!— una voz distinta dijo el nombre y cuando me gire vi al pelinegro con una bolsa en su mano —¿Me esperaste por mucho tiempo?

Mire melancólico al chico, me sigue provocando malestar saber que aquella mirada tan bonita no es para mí. Y aún así tomo la libertad para sentir que es únicamente mía.

—No mucho— respondí. Con una voz apenada, distinta, que no es mía.

—¿Llevas todo?— pregunto Shuichi y le mostré la mochila en mi espalda —Bien, vámonos.

Me tomó de la mano. Es extraño; siempre tiene las manos frías y esta vez las siento cálidas. Supongo que es lo distinto de conocerle vivo a conocerle como un semidios resucitado.

La situación actual aunque no la reconozco bien, tengo un vago recuerdo ajeno.

Estamos escapando.

La razón es mucho más tonta, pero supongo que la gente era mucho más homofobica en esta época. Naegi y Saihara estaban escapando para vivir juntos.

La Muerte De Un Dios [Saiouma]Where stories live. Discover now