O3

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CAPÍTULO TRES

Había pasado aproximadamente una semana en el que Poché había estado muy activa en su trabajo. Estaba tan ocupada con sus nuevas responsabilidades que apenas tenía tiempo para pensar y agradecía ése hecho. Pues cada vez que se tomaba un descanso, no podía evitar cuestionarse cómo estaría Calle. Si estaba comiendo bien. Qué tan loca se había vuelto, ya que después de la última vez que presenció su actividad de agresividad pudo deducir que ésa no había cambiado en lo absoluto.

Poché estiró los brazos hacia arriba y miró la hora. Estaba haciendo horas extras de nuevo y aún así no le parecían suficientes. El toque de la puerta le interrumpió por lo que alzó la mirada encontrándose con Mario, quien sostenía un enorme ramo de rosas bien decorado.

— ¿Puedo pasar?

— Claro — dijo la ahora rubia sorprendida.

El hombre entró y detrás de él entraron cinco desconocidos más sosteniendo otros ramos. Ella no estaba entendiendo nada, y mucho menos la razón por la que de pronto su consultorio se estaba volviendo una floristería.

— ¿Qué está pasando?

— Los enviaron para tí.

Poché abrió los ojos y supuso que tal vez podría ser su amigo estrella quien los enviaba o tal vez Harry. El solo hecho de pensar que sería ése último la molestó.

— ¿Por qué no me dijiste que ya estabas viendo a alguien más? — comentó Mario a modo de complicidad.

La mujer abrió la boca para decir algo, pero no supo exactamente qué. Ni siquiera podía decir con certeza de dónde salían aquellas flores.

— ¿Dónde quiere que dejamos eso? — pregunto uno de los desconocidos.

— Ahí mismo — dijo Mario señalando un espacio en el lugar.

Los hombres obedecieron. La rubia solo los observó en silencio. Cuando su amigo se fue con aquellos tipos, ella permaneció con la vista en aquellas bellezas, porque los arreglos realmente eran una auténtica belleza. Con la intención de confirmar quien los había enviado, se acercó a ellas para buscar una nota o algo por el estilo, pero no había nada de eso. No había un remitente.

Después de terminar con su trabajo, salió del Hospital. Paula estaría con su actual novio fuera de la ciudad, por lo que ella tenía que regresar sola a casa. Podía recordar cómo hacia tres días atrás, le había costado convencerla de que se marchara al viaje. Odiaba que la alta sintiera que debía cuidar de ella o protegerla de Calle. Odiaba que tratara de anteponer su vida sobre su felicidad. Ella no pensaba permitirlo. Podía defenderse perfectamente.

Poché entró en la casa y prendió la luz. La Sala también estaba llena de flores. Prácticamente toda la sola. A penas tenía espacio para poner los pies y solo en ése momento se dio cuenta de quien podría haber sido. Solo Calle podía entrar a su apartamento así sin más. No demoró en llamar al servicio de limpieza para que limpiara todo aquello. Aunque bien ella misma podría haberlo hecho, se sentía sumamente cansada y eso, sumado al hecho de que no podría por su cuenta librarse de todo aquello. En cuanto le avisaron que habían quitado todas aquellas flores, cerró la puerta de su casa y fue a darse un baño antes de meterse a la cama.

Poché abrió los ojos al día siguiente y solo pensaba en ir a trabajar. Se duchó como lo hacía habitualmente, se vistió y salió de su apartamento. Tomó un taxi hacia el hospital, donde encontró a sus amigos disfrutando de un increíble desayuno.

— Poché, ven...únete a nosotros.

— ¿Y todo eso? — preguntó con una pequeña sonrisa clavada en los labios.

EN TU MIRADAWhere stories live. Discover now