Existen tantas historias en este mundo que solía imaginar que en algún momento todas ellas se cruzarían y formarían una, creo que así fue como me condene, soy Emily Caine y mi forma de ver la vida ya no será igual que antes, mi hermano volvió a cas...
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Mattew Reid: En la isla
- ¡Emily! ¡Emily! ¡Emily! – Genial. Emily a nacido con la habilidad de desaparecer en los momentos críticos e importantes. –
- Joven Reid. – La señorita de la cocina me saludo. –
- ¿Sabe dónde está Emily?
- Fue a la playa.
- ¿Cerca de las palmeras entrelazadas?
- Sí, justo ahí.
- Gracias Violeta.
Fui en el jeep lo mas rápido que pude, al fin llego la carta para regresar a casa. No se como lo tomara, siempre habla de cuanto extraña a todos, pero también expresa su profundo dolor hacia casa, creo que es amor odio lo que pasa en su mente es su mayor desesperación, pero es hora de hacerle frente y no estará sola.
La divise saliendo del mar con su tabla, sonriente y con una actitud relajada, espero que no sea la ultima vez que vea a mi Emy así.
- ¡Emily! – Sali del jeep directo a ella. –
- Hola risos ¿No es muy temprano para ti? – Son las 8:00 am, no es tan temprano o bueno ya no soy tan perezoso. –
- Llego la carta. – Su mirada cambio, sus ojos se iluminaron, pero a la vez su postura fue de susto, o más exacto, a la defensiva.
- E- entonces ¿Podemos ya regresar?
- Así parece, espero que sea seguro y no sea una carta de desesperación ante nuestra ausencia. – Ella empezó a sonreír con mas confianza y se lazo a abrazarme. –
- ¡Volveremos a ver a todos, a nuestros amigos y fa!.. familia. – El abrazo que al inicio fue fuerte, se volvió decaído y sus manos le temblaban un poco. –
- Vamos a casa, debes querer ducharte. – Apartó su cabeza de mi pecho, levanto su mirada y asintió con una leve sonrisa. –
El camino fue tranquilo y silencioso. Ni bien entramos a casa ella fue corriendo a ducharse. Violeta me comento que los señores, Marian y Oliver, salieron, así que le pedí de favor que no realice sus labores dentro de la casa, sino solo en el jardín para así poder hablar con privacidad Emily y yo.
Paso media hora, Emily toma duchas largas siempre, al ella bajar le ofrecí un jugo de piña que acabo de preparar, nos sentamos en la sala y ella abrió la conversación.
- ¿Está mal que sienta algo de tristeza en dejar este lugar?
- No, es entendible, obtuviste algo de paz mental, además a quién no le daría tristeza dejar este paraíso, que, por cierto, conseguí para ti.
- Para los dos querrás decir.
- Sí. – En realidad, fue más por ti. – Al fin volveremos a ver a todos.