Al entrar al sitio donde supuestamente la educan, los mayores le riñen. Casi todos los días llega tarde. Es posible que la expulsen si sigue así. No le importa eso, ya lo han hecho en la mayoría de los lugares a los que ha asistido a estudiar.
Amigos si tiene y de cierto modo los aprecia, han sido buenos con ella, cosa que agradece. Aunque no todos se comportan así: algunos la molestan, le dicen "Mishell la rara". Ha llegado a gustarle eso, ser rara no es sinónimo de ser mala, ni de ser tímida. Ella lo ve como sinónimo de ser única... y así se siente. Espera no salir nunca a mezclarse con la multitud sino, ser una mancha, algo distinto.
-Hola Mishell. -la saluda Caroline, su "mejor amiga", o al menos la única en la que siente un pequeño rasgo de confianza.
No le responde, solamente levanta la mano y le hace una mueca, o para ella, eso es una sonrisa. Se sienta a su lado y mira vacíamente hacia adelante. Se percata de que hay algo distinto, hay un chico nuevo allí, por la tardanza se perdió su presentación. Mishell se encoje de hombros, después de todo no lo conocerá, no le interesa.
La clase avanza, se vuelve a sumir en pensamientos. Se le ocurren versos que nunca escribe, tan solo imagina. Nada de romance, nada de ilusiones. Prefiere la lluvia, los paisajes, eso sí que le gusta. No presta atención, no participa a menos que la obliguen pues, para ella, en ese lugar no aprende. Lo hace por si sola, en casa, con una biblioteca que heredó. Así, rodeada de libros -que lee rápidamente. - disfruta sobremanera. Eso se lo debe a su abuela, por ella, Mishell es autodidacta, por ella, pasa los exámenes con facilidad.
Trabaja sola, sale a descanso con Caroline, más exactamente, aquellas veces que su amiga no va con alguien más. Hoy va como le gusta, sola con sus pensamientos y mirando el piso. De repente, casi choca con alguien, lo mira, es el chico nuevo, lo reconoce por su cabello. Ve en sus ojos verdes, se pierde en ellos, recuerda sus paisajes, los árboles, se olvida de todo, sus piernas ceden, va a caer... El muchacho reacciona y la toma en sus brazos.
-¿Estás bien? -pregunta él. Mishell respira algo agitada.
-Si. -responde saltando de sus brazos. Está avergonzada, esa no es su forma de actuar. Se va, sin más. Corre hasta encontrar por fin a Caroline y le cuenta lo sucedido.-Se llama Amaury. -le comenta ella.
-Es extraño, míralo, sigue solo. - expresa Mishell señalando al muchacho .
-¿Por qué no le hablas? -inquiere Caroline con expresión curiosa-. De la forma en que me contaste lo que pasó, afirmaría que veo una Mishell interesada. -la mira con sus ojos muy abiertos y exclama-. ¿¡Amor a primera vista!?
-¡No! Olvídalo. -exije Mishell fulminándola con la mirada.Aun así, no puede olvidar esa pregunta en todo el día. Las siguientes horas se las pasa, bien fuera mirando a Amaury, o pensando en la probabilidad de que alguien pueda sentir "amor a primera vista".
Por un lado, tiene que aceptar que el personaje que está delante de ella en clase, de cierto modo le gusta. Sus ojos se le han grabado en la mente y por allí podría empezar... ¿Lo que Caroline llama amor? Pero, por otro, ¿Quién le asegura que se pueda enamorar? ¿Qué es el amor? Sí, ella ama a su madre y a su abuela, pero, amar a un hombre es distinto. ¿Su padre? Le da igual, pero Amaury le llama la atención.
-¡Hola madre! -grita Mishell entrando a casa.
-¿Hija? -responde ella perpleja, su niña nunca la saluda de llegada a casa, además, porta una gran sonrisa, o eso cree ver.

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Desde mi cielo
Teen FictionMishell no sabe qué es amar. Mishell no sabe que sientes al besar. Mishell ni siquiera desea saberlo. Hasta que se pierde en unos ojos que le recuerdan todo aquello que atesora y empiezan las dificultades...