Sólo es hambre, lo juro

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"Eres mi amigo, al fin y al cabo, y te quiero"
Esa frase se había grabado en la mente del reptil. No podía quitarla de su cabeza, al igual que tampoco podía con el autor de esta.

Ya llevaba unos quince minutos en remojo, pero se negaba a salir y a afrontar a los demás.

Quería estar solo, necesitaba paz mental y aclarar todo lo que sentía, por qué ni siquiera él lo entendía. Desde el robo del diamante, su interior burbujeaba cuando estaba cerca del lobo, su mente solo se centraba en este y era incapaz de ver en él nada más que a una gran persona. Y lo odiaba. Con toda su alma detestaba esa sensación. Por qué no la entendía y tampoco creía querer hacerlo.

Su mente divagó, otra vez, hasta el día del robo, cuando su amigo saltó sin pensarlo a defenderlo, después de todo lo que le había dicho. Se sumergió bajo las burbujas, aguantando la respiración.

Su pulso se aceleró, solo podía mantener su imaginación en blanco en momentos de tranquilidad, pero el contrario no le había dado ni uno solo. Y realmente si que deseaba salir con él, pero quería y necesitaba, primero, mantener distancias para que ese sentimiento se disipara.

Sacó la cabeza cuando notó que se quedaba sin oxígeno y se dispuso a secarse y a dejar todo intacto.

Se miró al espejo, no tenía mal aspecto, aunque se encontraba un tanto mareado, y sus ojos no parecían del todo descansados.

Salió del cuarto de baño, creía que necesitaba aclarar las cosas con Lobo, pero, al mismo tiempo, creía que lo mejor era que se dejaran sus espacios a cada uno y ya lo solucionarían en otro momento.

Se detuvo, dándose cuenta de que todo estaba sumido en silencio. Cosa muy extraña, puesto que esos cuatro eran de los más ajetreados de toda la ciudad.

Dirigiéndose a su cuarto, se dio cuenta de que la hacker estaba colocada sobre la mesa del salón, tecleando en su ordenador, como normalmente hacía. Tuvo una idea. Tal vez podría hablar con ella.

- ¿Redes? ¿Donde están todos?

La tarántula se volvió hacia él cuando escuchó su nombre y se cruzó de brazos.

- Anda, pero si es el que se ha pasado más de veinte minutos en la ducha, te recuerdo que el que tú no seas el responsable de que no haya agua caliente no te da el derecho de gastarla toda. Y los demás han salido ha tomar el aire y a comprar la comida que alguien se ha comido - esto último lo recalcó clavando sus ojos acusadores en el.

- Ohh, bueno, si... - no sabía muy bien cómo empezar a tratar el tema.

- A ver, ¿que sucede? - la araña cerró su portátil y centró toda su atención en el reptil - llevas unos días de un peor humor del que habitualmente estás y eso está afectando a Lobo.

La serpiente sintió una punzada de culpa al escuchar eso. Agachó la cabeza, rehusándose a aceptar ese pensamiento.

- Pues, que conste que te lo cuento a ti por qué considero que eres la más inteligente de los cuatro. - comentó, sentándose en el sofá.

- Ajá, sin contarte a ti, ¿me equivoco? - arqueó una ceja, pero el contrario solo la ignoró.

- Amm, ¿alguna vez has sentido...burbujas en tu estómago al ver a alguien?

La tarántula ladeó la cabeza, sin entender las palabras del contrario.

- ¿Burbujas? ¿Te refieres a una especie de cosquilleo?

- ¡Si, si, como un cosquilleo! - soltó, sin pensar demasiado - sientes que...quieres abrazar a esa persona, no puedes dejar de ver solo cosas positivas en esa persona y...

ᗷᑌᖇᗷᑌᒍᗩSWhere stories live. Discover now