Celebrar la vida

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Convivencia, ese momento que estás deseando vivir y temes a partes iguales. Ese momento en el que te vienen muchas preguntas, algún que otro miedo y alguna que otra inseguridad.

Pero para ellas eso no sería un problema, estaban tan echas la una a la otra que enseguida se adaptaron a su nueva rutina. Que básicamente consistía en dormir y despertarse juntas. Y a eso era fácil acostumbrarse.

Cuando se lo dijeron a sus familias no les cogió por sorpresa, era algo que sabían que más pronto que tarde iba a pasar. Se alegraron mucho, todos pensaban que ellas dos estaban echas para estar juntas hasta verse de abuelitas.

La despedida, por así decirlo, que más costó a Luisita, fue la de su hermana María. Es verdad que ella tampoco vivía en casa de sus padres desde hace unos meses, pero siempre que se quedaba la rubia se quedaba ella también. Han compartido muchos momentos, risas, llantos, confidencias en esas cuatro paredes de su habitación. Necesitaron una última noche ahí, para cerrar esa bonita etapa y empezar otra, acompañándose en el camino como siempre hacían.

A Manolin ya le tenía ganado diciendo que tenía una habitación para él cuando quisiera ir. No se le veía, pero se podían ver estrellitas por alrededor de sus ojos de la felicidad que le daba poder desconectar de sus padres aunque fuera una noche.

Después de cada abrazo con palabras de cariño que recibió de cada miembro de su familia, se despidió de la que fue su casa desde que llegó cuando era un bebé.
Entre todos ayudaron para hacer la mudanza en una tarde y cabaron cenando todos juntos en su nuevo hogar, ahora de las dos.

Llevaban una semana viviendo juntas oficialmente y sus sonrisas y sus ojos no mentían cuando decían lo felices que estaban. Esa semana se vieron poco, Amelia estaba en la etapa final de grabación de su serie y Luisita con sus cambios de turno en el hospital. Pero llegaba la noche y ahí estaban las dos, abrazadas, contándose su día y quedándose dormidas en sus brazos.

Era ya viernes y ese fin de semana sería muy especial, por que celebraban muchas cosas, entre ellas, su cumpleaños, ese que siempre celebraban, ese que dejaron de celebrar. Tenían muchas ganas de soplar las velas y cambiar de deseo. Porque el de volver a encontrarse, ese ya lo habían cumplido.

- ¿Lista para tu primer regalo de cumple? - preguntó Amelia con emoción entregando un sobre azul a su rubia en cuánto la vio entrar por la puerta.

- Pero Amelia.. - comentó entre risas por la emoción que sentía - ¿y yo cuándo te doy los míos? - lo preguntó haciendo un puchero.

- Cariño tenemos todo el fin de semana para eso, ahora abre este, que es el principio de.. va ábrelo - se impacientó haciendo reír a su novia. - Con cuidado - comentó conociéndola ganándose una mirada un tanto.. llamemos mirada Luisita.

La rubia empezó a abrir el sobre muy despacio, siempre le ponía nerviosa abrirlos, su impaciencia hacía que siempre los acabara rompiendo.

- No me lo creo - abrió su boca y sus ojos. - ¿En Alicante? - Amelia asintió.

- Así es.. nos vamos a ver a Rozalén a la playa.

Luisita de un salto se subió donde Amelia cual koala. La morena la cogió con fuerza y apunto estuvieron de caerse, pero daba igual, su felicidad era lo primero siempre.

- Amor esto es mucho.. yo..

- Shh - interrumpió su frase con un beso - tú nada.. es un regalo para también, quiero escuchar nuestra canción, así, abrazadas - dijo hablándola al oído.

- ¿Y viviremos nuestra particular noche de san Juan en la playa? - preguntó con voz de niña pequeña poniendo ojitos.

- Lo que tú quieras mi amor - volvieron a unir sus labios.

Para Hacerte Sentir Mi Amor.. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora