Cuarenta y ocho

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48. Vas a ser papá

Veo la pequeña tirita blanca que había robado de la clínica, habían dos rayitas en color rojo que daban un resultado positivo, trago salvia al ser consciente de lo que aquello significaba. Estaba por iniciar mi residencia, hace días aprobé mi examen del internado, lo que quería decir que había pasado un año y poco más de tres meses desde la boda.

-¿Qué harás?- la pregunta de Miranda me saca de mis pensamientos, desecho la pequeña tira en el bote junto al inodoro, salgo del cubículo para lavar mis manos, bajo el escrutinio de mi compañera.

-No lo sé- Tyler y yo no habíamos hablado de la posibilidad de tener un bebé en este momento, aun estábamos en entrenamiento para ser cirujanos, él comenzaba su segundo año de residencia, deseaba ser neurocirujano, por mi parte me había volcado a la cirugía cardiaca desde el día uno.

Nuestras elecciones tenían un compromiso enorme, la vida de las personas estaba en nuestras manos y teníamos que poner nuestra total atención en aprender tanto como pudiéramos en nuestros años de formación para convertirnos en los mejores cirujanos.

-Te dije que meterte con residentes no era buena idea- la fulmino con la mirada a través del gran espejo del baño y levanta las manos en son de paz, Miranda era la única que conocía la naturaleza de mi relación con Tyler, no quería que la influencia de los Everly llegara a oídos de mis compañeros, era un programa competitivo y quería que todos me reconocieran por mi talento y no por la poderosa familia de mi esposo.

-¿Estás Feliz por esto?, o quieres...- veo que trata de controlar su reacción para ser respetuosa, ella adoraba a los bebés, sería la siguiente gran cirujana pediatra.

-No sé como me siento, pero... sé que será un bebé muy amado- me sonríe antes de abrazarme, nuestros localizadores suenan anunciando que nuestros respectivos residentes están buscándonos, nos damos prisa en acudir a su llamado conscientes de las consecuencias que tendríamos si tardábamos.

[...]

-¿Emma?- escucho los golpes en la puerta mientras llama la a puerta del baño, yo me recline de nuevo sobre la taza del baño devolviendo el desayuno que mi esposo había preparado para mí-¿te encuentras bien?, ¿por qué cerraste la puerta?- veo que la manija se mueve cuando trata de abrirla, una nueva arcada me atrapa, me había vuelto experta en vomitar sin hacer ruido, tenía que decirle lo del bebé, no podía ocultarlo más tiempo.

-Estoy bien- me obligo a decir, jalo la cadena del baño y me pongo de pie para lavar mis manos, boca y rostro- estaré lista en cinco minutos.

-Bien- se que no sea creído totalmente mi mentira, pero deseaba hacer esto de manera especial, hace unos días surgió el tema en una comida familiar, Maddison había preguntado si tendríamos bebés, mi esposo respondió de inmediato diciendo que en cuanto yo estuviera lista podríamos tener un bebé. Así que sabiendo su emoción por convertirse en papá, comencé a planear la sorpresa.

[...]

En nuestro día libre decidimos hacer un picnic, empaque todo lo necesario en nuestra cesta, ocultando el pequeño obsequio con la gran sorpresa para él, nos pusimos en marcha hasta el gran árbol de aquel parque cerca de la casa de los Everly, donde tendríamos vista a ese mini bosque.

Almorzamos en tranquilidad mientras escuchábamos la brisa de los árboles y las risas infantiles a lo lejos, dándome un recordatorio de lo que ahí hacíamos, tomo de manera disimulada el postre que había traído junto a la pequeña caja de la sorpresa.

-¿Qué es eso?- descubre el paquete me encojo de hombros, aumentando su curiosidad mientras vuelvo a llenar nuestros vasos con jugo, su mirada me enternece al ver su emoción por el obsequio lo ánimo a tomarlo, mientras me arrodillo de frente a él para no perder ni un momento de su reacción.

Viviendo con un Playboy Where stories live. Discover now