Mi querida hermana ( reescribiendo)

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"Rasha Gallur"

El nacimiento de nacimiento de nuevo miembro nacido en el seno de la familia Gallur, fue un momento en donde no hubo lugar para felicidad o regocijo tras su llegada el punto de inflexión que marco un precedente y un inesperado rumbo de los acontecimientos. Aquel día fue el más caótico de todos.

La preocupación se acrecentaba tras el paso de las horas;Un hombre de cabellos blancos como la nieve al caer en invierno, ojos brillantes del color del oro, y un simple pero elegante traje marrón con detalles rojo vino. Acompañado de una niña pequeña de no más de 4 años, (era evidente el parentesco entre ambos) los blanquecinos y sedosos mechones de cabello atados en dos coletas altas con dos moñitos rojos a cada lado, piel clara y lechosa, rasgos finos y delicadamente elaborados adornando el rostro de la pequeña, rosadas mejillas que aún no habían abandonado la natural grasa de bebe, ojos tan azules como el cielo con toques amarillo sol en la parte inferior, como si de un pequeño amanecer en miniatura se tratará, hacían que el infante parecería una muñequita de porcelana, no ayudo el echo de que llevaba puesto un sencillo pero bonito vestido rosa con volantes y unos bonitos zapatos rojos a juego con los moños en su cabeza.

Ambos esperaban ansiosamente fuera de las puertas de la habitación. El masculino inquieto rotando su posición de un lado a otro sostenía su barbilla con el seño fruncido por la preocupación, la otra mano descansaba en sus caderas. La niña sentada en un sofá frente a la habitación, de tamaño pequeño/mediano lo suficiente como para que dos personas pudieran sentarse perfectamente, y que en pequeñecía su figura, pero era cómodo, jugueteaba con los meñiques de sus manos para después pasar a la tela de la falda del vestido.

Ambos daban miradas furtivas hacia las puertas dobles de madera oscura de la habitación.


Dentro de sus paredes una mujer, con un último esfuerzo herculeo dió a luz al bebé que llevo consigo dentro de su vientre durante nueve largos meses, que fue recibido por una partera de la zona. Alguien que había ayudado en muchos otros partos antes, una mujer anciana, con mechones cubiertos de nieve blanca, donde solo un pequeños resquicios del ébano que originalmente lo había teñido quedaba ahora y manos cubiertas de arrugas por el pasar del tiempo.

Tres mucamas detrás de ella sostenían agua caliente y toallas secas. Una de ella colocaba un paño húmedo sobre la frente de la ya agotada mujer, mechones de cabello que se pegaban a la cara y cuerpo empapados por el sudor que recorría desde su frente hasta su hasta el cuello, y otros lugares más, su rostro cansado y adolorido a simple vista, (algo perfectamente natural en un primer momento) sábanas blancas arrugadas y hechas jirones manchadas con líquido de parto que se entremezclava en el rojo de la sangre de la madre.

La tez de la mujer perdía color conforme pasaban los minutos, suaves labios rosados que ahora carecían en su totalidad de color, haciendo entrar en pánico a las otras cuatro mujeres en la estancia, una de ellas corrió rápidamente hacia la puerta principal en busca de su maestro antes de que el resto pudiera reaccionar

Sin embargo aún con todo esto abrió débilmente sus ojos y como pudo extendió sus brazos hacia la partera que aún sostenía a su bebe, la mujer inmediatamente comprendió el gesto y sin mucha tardanza dejo que la madre sostuviera a su bebé entre sus brazos por primera vez, ayudándola a acomodar a la recién nacida en el débil abrazo de su madre que se aferro con fuerza al la bebe, como si en cualquier momento alguien o algo la fuese a arrebatar de su lado, los ojos azul cielo de la fémina se iluminaron por completo, con la más absoluta alegría y una tierna sonrisa llena del más absoluto amor surco sus labios.

 AGRICHE: YO SOLO QUIERO SOBREVIVIR  Où les histoires vivent. Découvrez maintenant