Capítulo 1

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"Yo soy..."

En un tiempo muy lejano de la actualidad, existió una leyenda de demonios y humanos con habilidades extraordinarias que luchaban por el dominio de la humanidad. Durante miles de años nació un rey el cuál no podía ser tocado por los rayos del sol, pero al caer la noche este ser era extremadamente fuerte y hacía temblar a todos los habitantes de las regiones, ese hombre cuyo nombre era prohibido mencionar reinaba por la oscuridad de la noche haciendo surgir el caos y miserias siendo invencible durante mucho tiempo, no fue hasta que pasando 3 años un grupo de valientes hombres decidieron hacer una organización la cuál tratarían de impedir más masacres por parte del rey demonio, creando así la compañía de cazadores de demonios.

Claro que al pelear contra un demonio aquella organización crecía más y más provocando que él rey buscara más súbditos, gente o más bien demonios que pelearán a su lado. Creando así a las 12 lunas demoníacas, haciendo así que la lucha contra demonios y humanos fuera eterna, hasta el día hoy.

Las veloces piernas de aquel demonio corrían por el suave pastizal esquivando todo tipo de obstáculos evitando a toda costa aquel cazador que iba detrás de él, herido por su arma brinco cerca de un hogar cuya familia se encontraba dormida sin saber lo que ocurría en el techo de su casa. Desesperado intento saltar pero fue en vano al sentir las fuertes manos del cazador sobre sus muñecas, volteó despavorido y con el corazón en la garganta su cuerpo tembló con aquella mirada azulada que lo veía con odio.

- ¡Déjame en paz! ¡Maldito cazador!

- ¿En paz? ¡Ha! No me hagas reír imbécil, ¿Acaso no sabes cuántas vidas arrebataste? ¡¿Acaso no sabes cuánto me das asco?! - de un solo movimiento el filo de la katana paso por su cuello decapitando aquel demonio quien se esfumaba dejando un olor azufre que picaba la nariz del joven. Su mirada se quedó plasmada en el tejado de aquella casa y con suma agilidad el filo de la katana volvió a su lugar de reposo, soltó un suspiro y caminando del lado opuesto salto del tejado para alejarse de aquella casa dejando una familia tranquila y libre de peligro. Este era el trabajo de Soyama Akaza, el pilar de la nieve.

Durante su camino de vuelta a su hogar comenzaba a pensar en todos los demonios que había asesinado, detuvo su paso y observando las líneas que estaban tatuadas sobre su piel cerró sus ojos; antes de conocer al maestro Ubuyashiki él se dedicaba a robar pues tenía que mantener a su padre y hermano mayor a salvo, en especial a su padre pues se encontraba enfermo y en ocasiones no podía mover ni un solo dedo de su cuerpo. Durante su juicio apareció aquel joven de cabellera negra y mirada amable a salvarlo, dándole una oportunidad de ganar dinero honestamente haciendo un trabajo que para unos era una simple fantasía pero para muchos era un trabajo que debías tener pasión y responsabilidad. Akaza había decidido entrar a la compañía pues prefería que su hermano mayor tuviera una vida normal con su prometida, lejos de todo esté caos. Sonrió en pensar en su familia y alzando su vista continúo su camino hasta su hogar.

Una hermosa y gran casa apareció frente a él y suspirando abrió la puerta escuchando el suave canto de su cuervo.

- Oh, Yuki-san~ - la hembra soltó un especie de ronroneo para frotar su cabeza en la mejilla de su dueño. El chico soltó una risa y caminado por ese bello jardín se detuvo en la puerta pues se encontraba abierta, sonrió de oreja a oreja observando a su hermano quien aún tenía su ropa de entrenamiento que lo esperaba recargado en el umbral de la puerta.- Llegué a casa, Hakuji-san

- Bienvenido, Akaza-san... ¿Cómo te fue? - preguntó haciéndose a un lado mientras su hermano le hacía una pequeña reverencia y entraba sin más a su hogar.

Fire HunterWhere stories live. Discover now