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Porque en realidad, nadie nunca se imaginó que el mismísimo Shinazugawa Sanemi sería el padre de tres lindos angelitos; Tanjirou, Zenitsu e Inosuke.
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﹗ manipulación de edad
﹗ capítulos cortos...
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Capítulo 1. Flores de escuela
Hoy era un día especial para los niños Shinazugawa.
¡Hoy acompañarían a su papá Nemi al trabajo! ¿Había algo mejor que eso? Claro que no.
Su padre era maestro de matemáticas y realmente era el mejor. ¿Quién no desearía un papá que sepa matemáticas?
Tanjirō, Zenitsu e Inosuke eran muy suertudos.
Los pequeños aprendían matemáticas gracias a Sanemi. Se podría decir que gracias a él podían sumar y restar con mucha facilidad, e inclusive escribir números.
De seguro sus alumnos entendían muy bien a su papá Nemi.
— ¿Ya tienen todo, pequeños? — preguntó el albino mientras amarraba los zapatos de Zenitsu.
Una vez terminado, se levantó y tomó un cepillo para peinar los cabellos azulados del ojiverde.
— ¡Sip, papá! Inosuke ya guardó las tostadas y las cajitas de jugo de naranja en la mochila — respondió Tanjirō con su sonrisa tan única.
— ¡También llevamos nuestra tablet para ver películas! — Inosuke gritó mientras levantaba sus brazos al aire, igual de sonriente que su hermano mayor; ambos estaban muy entusiasmados.
— Papi Nemi... — llamó dulcemente Zenitsu.
— ¿Pasa algo, pichoncito? — preguntó mientras trataba de peinar los largos y enredados cabellos de Inosuke, quien se removía inquieto en su puesto —. No te muevas tanto, pequeño...
— ¿Ha-habrá mucha gente?
— Uhm... — pensó Sanemi.
Zenitsu no era un niño quejumbroso ni mucho menos que hiciera grandes berrinches en lugares públicos o en casa, sin embargo, no le gustaba mucho los lugares en donde hubiese mucha gente.
Según el ojimiel, se sentía muy observado y su nerviosismo se manifestaba con facilidad.
— No creo que haya mucha gente. Solo maestros, estudiantes y ustedes, pichoncito. Aparte yo los estaré cuidando.
El albino le habló con suma gentileza, con el objetivo de tranquilizarlo.
Por su parte, Tanjirō estaba peinando con suavidad a Zenitsu, quien miraba preocupado sus manos. No le agradaba mucho la idea de sentir ojos clavados en él, no disfrutaba de ese tipo de atención.
— No tengas miedo, Zenitsu. Inosuke y yo te protegeremos de todo~ — sonrió confiado para luego abrazar al menor de los Shinazugawa.
El susodicho de cabellos oscuros sintió seguridad y calidez en su pecho con aquellas palabras dichas por su hermano Tanjirō.
