Capítulo 4 |Sufrimiento.

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La dinastía Jin fue poderosa en su momento, tras morir un emperador que elevo la gloria de China uno nuevo llegó para llevar todo a la ruina, tras pasar un año lleno de pérdidas los descendientes de la familia Liu decidieron tomar el imperio en su...

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La dinastía Jin fue poderosa en su momento, tras morir un emperador que elevo la gloria de China uno nuevo llegó para llevar todo a la ruina, tras pasar un año lleno de pérdidas los descendientes de la familia Liu decidieron tomar el imperio en sus manos, al ocurrir eso toda la dinastía Jin fue aniquilada, excepto una de las princesas, Sima Zhen la novena princesa, esta al ser la más pequeña de la familia fue encerrada hasta que decidieron darle un uso diferente a su vida.

Así fue como Kabuto Kadin llegó a Topkapi, su nombre fue cambiado y su vida dio un giro que ella jamás espero, pudo tener el mundo en sus manos nuevamente pero la vida la trató mal otra vez.

Volvió a caer en desgracia tras perder al sultán y al dar a luz una niña con su rostro las maldiciones cayeron una a una.

—Kadin, la regente ha mandado a llamarla - Kabuto soltó un suspiro cansado y se puso de pié lentamente.

Aquella mujer era una piedra en su zapato, jamás sabía que esperar de ella, su pobre hija había sufrido las consecuencias cada que la mujer se acordaba de que era su sangre, odiaba estar en aquel lugar pero no tenía otra salida.

—Majestad -hizo reverencia una vez estuvo enfrente de la mujer, la mayor la miro con una sonrisa que le dio escalofríos, algo malo iba a pasar y ella sabía que su pequeña saldría lastimada.

—Iremos a la fundación de Nükhet sultan, debes prepararte.

—Creí que no podía salir de mis aposentos - Aasiyah sonrió nuevamente.

—Puedes ahora, sabes que cada año debemos ir a la fundación de la difunta Nükhet a darle comida a los necesitados, prepara a Hülya también - Kabuto asintió sin ganas y realizó una reverencia para luego salir.

—¿De verdad lo hará? -la kalfa tembló en su lugar, había conocido a Aasiyah sultan en su juventud y habían crecido juntas en aquel palacio, sus acciones fueron una sorpresa para ella.

—Si, dile a nuestros hombres que estén atentos, que no las dañen, de ello se encargarán en China - la kalfa negó repetidamente y salió para hacer lo antes ordenado. -Lo hago por nuestro bien hijo -llevo su copa a sus labios.

—¡Regente! -grito una de sus criadas de confianza, Aasiyah la miro con molestia y la insto a hablar - llego una carta de Escocia - Aasiyah la tomó con rapidez y la leyó de inmediato, su rostro confundido paso de alegría a enojo en un segundo.

—¡Traigan a Şenay y a su madre! - la criada tembló en su lugar y salió corriendo a buscar a la Sultana y a su madre -¿Cómo es posible esto? -bufo con enojo.

—¿Pasa algo malo regente? -dijo otra criada.

—Dile a Kabuto que se me presento algo, que vaya ella en mi representación, de todos modos yo no iba a ir -la valide tomó asiento nuevamente y miro el contenido de la carta, su enojo se noto en la vena que resaltaba en su frente y en sus puños apretados, Şenay y Dalila ingresaron una hora despues del llamado.

La Era De Los Tulipanes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora