[05]

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PARK JIMIN.

Salí de casa por un rato. Quería despejarme y relajarme por un momento, tenía la impresión de que quizá me podría distraerme un poco de esto tan extraño que me estaba pasando ¿Cómo era posible que un demonio me acosara?
¿Y cómo era que yo no sintiera un miedo tan brutal? Digo, si me asusté al principio por la impresión, pero, no hasta el punto de cagar mis pantalones. Era como si se tratase de algo normal. Lo cual no era para nada normal.

A lo lejos vi una señora de la iglesia repartiendo algunos folletos que supuse trataban del cristianismo.

Caminé hasta ella y trate de evitarla lo más que pude. No podía ser hipócrita y decir que estaba interesado en los ángeles si en el fondo, quizá en fondo me gustaba el infierno.
Y más sus habitantes.

¡Joven! —me llamó desde lo que parecía ser una mesa.
Me giré y la mire con la sonrisa más linda que pude expresar.

— ¿Sí señora D?

— ¿Tienes unos minutos? —me preguntó amablemente.

¿Unos minutos? Claro que no.
Ella no quería unos simples minutos, ella quería lo que vendría siendo una hora aproximadamente para hablarme sobre el cristianismo y la importancia de asistir todos los domingos a la iglesia.

Ella realmente quería eso ¿Por qué simplemente no lo decía?

—Claro. —asentí como la niño bueno y obediente que era.

Entonces ella se acercó a mí con un folleto en la mano y cuando llego a mi lado comenzó a mirarme de una forma realmente extraña, como si yo fuese alguna clase de humunculo extraviado.

— ¿Hay algo malo en mí? —le pregunté un tanto intrigado y molesto. Ella me miraba de una forma tan mal que me hacía sentir asqueroso.

—Si —asintió y se quedó callada unos segundos antes de volver a hablar.— Tienes una vibra bastante mala, como si estuvieses tratando con algo sumamente maligno. Dime, ¿has estado jugando a la ouija?

Abrí mis ojos y negué con la frente ligeramente arrugada por aquella pregunta tan incoherente, aunque no del todo puesto que si estaba tratando con algo maligno. Me quedé perdido por unos segundos y sin decir más me despedí de aquella señora.

...
   

Eran las 2:50 de la madrugada y Jimin no lograba conciliar el sueño. No sabía con exactitud si era porque en realidad no podía dormir o en realidad estaba esperando a que llegara aquel joven con piel pálida o quizá era por ambas razones.
Para perder el tiempo se levantó de aquella cama, tomando un cuaderno comenzando a trazar líneas sin sentido esperando que quizá llegara la inspiración. Sin darse cuenta aquellas líneas y trazos comenzaban a formar un par de ojos, esos ojos que le fascinaban, aquellos que por alguna extraña razón cada que los veía sentía que le decían "De la misma manera en la que puedo hacerte sentir en el cielo, puedo hacer que te quemes en el puto infierno" un ruido bastante escandaloso hizo que el más bajo regresara a la realidad, movió la cabeza y giro para confirmar de quién se trataba.

—¿Me extrañaste tanto que ahora me dibujas? —Preguntó el pálido con una sonrisa coqueta sonando un tanto egocéntrico.

—¿Quién puede confirmar eso?

—¿Entonces miento? —Yoongi alzó su ceja mirándolo fijamente.

Aquel silencio ajeno le había delatado.

—¿Hay un problema con el que te dibuje?

—No, no, está bien. —Respondió alzando sus manos haciéndole entender que se rendía para no continuar con el tema.

El pelinegro se acercó a paso lento al chico deteniéndose en seco, observó detalladamente al menor mirándole un tanto extraño, como si fuese un bicho raro, algo había ocurrido.

—¿Qué?

—¿Fuiste a la iglesia? —Cuestionó el mayor mirándolo bastante serio, exigiendo por su expresión una respuesta rápida.
Jimin negó con su cabeza sintiéndose confundido por aquella pregunta y el cambio de actitud tan drástico de Yoongi.

Yoongi quitó la mirada de Jimin y caminó hasta aquel pequeño escritorio en la habitación del menor tomando un folleto que la señora D le había dado, enseguida buscó la mirada de Jimin, quién sintió un vacío en su estómago en cuanto miró al pálido, él lucia bastante molesto.

—No quiero que tengas estas mierdas en tu habitación.

Jimin solo se limitó asentir. Su garganta se había quedado seca.

Todo había pasado tan rápido que se quedó impactado por lo que comenzaba a pasar.
Los ojos de Yoongi comenzaban a tornarse rojos y podía jurar que él literalmente sacaba chispas, sus manos comenzaban a prender fuego tanto que el folleto se prendió en cuestión de segundos, sin dejar ningún rastro de este. Yo estaba tan concentrado en aquellas manos blanquecinas que desprendían fuego por todo a su alrededor, realmente era una imagen que estaba disfrutando ver, el color rojo, amarillo y naranja formaban parte de esta increíble visión.

Con una expresión bastante seria Yoongi ordenó que el más bajo se acercara y él sin dudarlo lo hizo al instante, podía sentir el calor, sin embargo aquel fuego no ardía del todo, tampoco lograba quemarle, podía decir que era un calor agradable. De repente Yoongi quiso tomar su mano pero al instante el menor alejó su mano y negó abrazando su propia anatomía, él se limitó a sonreír mientras negaba volviendo a tratar de tomar la mano de Jimin, pero esta vez había logrado lo antes fallido.
Ahora justamente se encontraba tocando aquel fuego sintiendo una sensación bastante extraña, podía tocar el fuego y extrañamente no quemaba, sentirlo arder en su piel era bueno y agradable.

Jimin no supo en que momento su habitación comenzaba arder en llamas, pardadeo perplejo al ver como se encontraba, entró un poco en pánico y miró a Yoongi un tanto confundido buscando alguna explicación.
Yoongi hizo un movimiento extraño con sus manos y todo el fuego desapareció en cuestión de segundos apagándose por completo.

—¿C-Cómo hiciste eso? —Preguntó Jimin un tanto aturdido.

—Yo no hice nada, fuiste tú.

—¿Qué? No juegues conmigo. — Respondió el menor  negando con una sonrisa de incredulidad.

—Tienes el cielo en tus ojos, pero miré más allá y pude ver el infierno en tu mirada. Tú eres tan malditamente perfecto, que duele ¿Sabes? Vives en un paraíso que no te das cuenta que existen paraísos disfrazados de infiernos y a eso vengo yo, a demostrártelo. — Se acercó lo suficientemente a él menor sujetando al chico de su brazo guiándolo hasta la ventana. — Saldremos y te mostraré como el mundo realmente es, voy hacer que sientas el infierno tu hogar.—

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2022 ⏰

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