Capítulo Único

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Acababan de llegar al departamento en silencio. Esto era ya rutina entre ellos, es decir, no eran la pareja más interesante y ninguno de ellos hablaba demasiado, por lo que no debería parecerle tan incómodo como lo hace. Pero lo hace, es muy, muy incómodo.

Shu pasa apenas abren la puerta, de brazos cruzados, no se molestó en quitarse los zapatos siquiera, tan solo va y toma lugar en el único sofá de la pieza, y desvía su mirada hacia cualquier punto en la habitación que no sea Free.

Éste suspira con pesadez, caminando hacia él y quedándose a un lado, de pie, dispuesto a enfrentarlo.

—¿Ya me vas a hablar?

No recibe respuesta.

—Vamos, no puedes estar hablando en serio—se queja.

—Oh, no, Free, yo no hablo en serio nunca, ya sabes, como hace ratos, tampoco estaba hablando en serio—respondió el albino con notable frustración en su tono de voz.

Free contorsiona los ojos.

Shu no dice nada más, reniega y vuelve a su posición de antes, indignado, con el mentón en alto y los ojos cerrados dirigiéndose a la pared.

Free suspira de nuevo, sin embargo, no lucha, ni tampoco se va. En su lugar, toma asiento a un lado del albino, tan solo mirándolo como si pensará en qué más hacer para que su novio al menos se digne a mirarlo.

Observa una de sus manos que se mantiene sobre el brazo izquierdo del chico, y siente la necesidad de acercarse. Después de todo, nunca le ha gustado cuando tienen esos disturbios entre ellos, porque Shu es lo suficientemente cruel como para no dejar que lo toque en ningún momento mientras siga molesto.

Free acerca su mano, intentando tomar la del albino.

Casi inmediatamente se retracta cuando siente que el chico suelta un poderoso manotazo en su dirección.

Ese es el colmo para Free.

—¿Cuál es tu problema?—murmura claramente molesto.

—¿Cuál es tu problema?—reniega Shu—, nunca me haces caso, parece que estoy hablando con la maldita pared. Te dije que no hicieras eso y te importó una mierda, Free—soltó, perdiendo los estribos y también su tono calmo con el que estaba hablando antes.

Y se notaba porque el Shu de siempre jamás se atrevería a decir groserías.

—Otra vez con eso—bufó el rubio—, ¿Cuando vas a parar?

—El día en que tú cambies tu maldita forma de ser, y me prestes atención—sentenció Shu, levantándose del sofá seguidamente.

Free lo miró perplejo, pero de todos modos enojado. No hizo por detenerlo, ni siquiera cuando notó que empezaba a sacar un edredón tras otro de la habitación, y una almohada para dejarlas en el sofá.

—¿Y eso qué?—preguntó.

—Oh, voy a dormir aquí—respondió, doblando las mantas para dejarlas sobre el mobiliario, quitando al rubio de un empujón—. No pienso compartir cama contigo, pero supongo que eso tampoco te importa.

—Ja, perfecto, yo tampoco querría estar contigo—mencionó en medio de un impulso de ira.

—Perfecto—continuó Shu, ahora quitándose el saco que llevaba encima, para dejarlo a un lado y proseguir a acostarse—. Por cierto, ya que no quieres nada de mí, ve y hazte tu propia comida, si quieres cenar, si no, no comas, total, todo te importa una mierda—siguió.

El rubio gruñó, yéndose a la habitación de ambos, o bueno, la que era de ambos, para encerrarse en ésta, dando un portazo.

—¡Vas a romper la maldita puerta, Free!

Escucha por último, pero lo ignora para meterse a la cama también y cerrar los ojos.

1:47 de la mañana. Free sigue dando vueltas en el colchón. Casi no recuerda la última vez que pudo pegar el ojo tranquilo, los párpados le pesan exigiendo un minuto de descanso al menos, pero no se siente capaz de dormirse por más cansado que esté.

Hay una extraña sensación de desolación que le sigue martillando la cabeza, impidiéndole dormir.

Otra parte que odia de sus peleas, el hecho de que Shu se vaya.

Su compañía siempre le ha hecho sentir cierta seguridad, sin embargo, cuando llegan a disgustarse y cada quien se pone en su plan, el albino siempre se va al sofá, porque hasta eso, no es tan cruel como para obligarlo a dormir en la sala.

Claro que, esto no quita el hecho de que, en cualquier lado, ya sea la cómoda o el sofá, la sensación es la misma. Y las sábanas no evitan sentirse frías ante la falta de su calor.

Suspira, dándose la vuelta hacia la pared, intentándolo de nuevo.

Es el instante cuando escucha el sonido del picaporte girar, y una extraña sensación de alivio y emoción se instala en su corazón, que va más rápido de lo normal.

Siente el lado contrario a él sumirse ante el peso de alguien más en la cama, y pronto se ve rodeado por un par de brazos que acercan su espalda hacia alguien más.

No dice nada, tampoco se gira, trata de aparentar estar dormido, mientras Shu pega su frente a su cuello, y le siente apretar el abrazo, a la par en que un par de gotas se deslizan por su piel.

—"Está llorando"—piensa de inmediato.

—Free—escucha su voz rota, en un susurro apenas—, Free, lo siento…—murmura.

Ahí, el rubio decide que ya era hora de quitarse el orgullo de encima y hacer algo. Se gira para abrazarlo  entonces, acariciando su cabello. Eso parece hacer llorar aún más al albino, quien vuelve a acercarse a él, enredándose cuál koala a una rama, buscando desesperadamente.

—Lo siento—repite—, me porte tan mal contigo… lo siento.

—Está bien—susurra en respuesta, acercando sus labios a su frente. La culpa carcome su ser cuando lo ve temblando, y forma una mueca de arrepentimiento en su rostro cuando lo besa—, está bien, debí haberte escuchado… y tienes razón, parece que me importa una mierda todo. Lo siento, Shu.

El albino niega, pero el llanto lo está ahogando y no dice nada aún.

—No tienes la culpa… fue una estupidez, fui tan inmaduro contigo… perdóname. Seguramente te hice pasar por algo horrible, lo siento, Free.

—Está bien, ambos fuimos unos idiotas—comentó tranquilo, aceptando la culpa—. No te enojes conmigo, por favor, no de nuevo. No es que me importe una mierda, simplemente no sé que debería hacer… Me importas, en serio que lo haces, maldición, no tienes idea de cuánto—murmuró, tomando su rostro esta vez —, perdón si te hice creer eso…

—No, no, yo lo siento, es solo que…—repite él, acariciando sus manos sin evitar continuar con su llanto—, no me gusta pelear contigo.

—Ni a mí.

—Ya no hay que pelear—propone al fin.

Free se ríe, acercándose a él, dejando un beso en su mejilla.

—Está bien. Ya no hay que pelear—asiente.

Obviamente sabe que eso no es posible, pero así como sabe eso, también sabe que no es la respuesta que su novio quiere escuchar en ese momento. Además, sería un buen inicio para ellos.

Nadie les dijo que ser pareja iba a ser sencillo, pero lo estaban intentando.

—¿Eso significa que me perdonas?—cuestiona Free, en voz baja, acercándose a su oído.

Shu no responde, pero asiente en silencio.

—Bien—suspiró el rubio, volviendo a abrazarlo con más fuerza —, te amo…

—Yo también—murmura, abriendo los ojos para verlo aún en la oscuridad de la habitación, y dedicarle una sonrisa cariñosa.

Con la cola entre las patas (Free/Shu)Where stories live. Discover now