Prólogo

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Andrew Hartmann sonreía poseído por la alegría del momento, siempre estaba sonriendo, disfrutaba su vida al máximo, era joven, tenía un trabajo e iba directo a una fiesta.

Conducía un Ford negro del año a 70 kilómetros por hora, regaló de su padre, a su lado su mejor amiga cantaba desafinado completamente una canción de Adele.

Su mejor amigo se reía como un idiota, casi habían llegado a las afueras cuando James, el mejor amigo de Andrew, abrió la ventana para fumar.

Andrew perdió momentáneamente el control del coche, Alexa volvió a gritar más.

El cigarrillo de James cayó por la ventana donde estaba sacando la cabeza.

- Maldita sea, está bien que tengáis deseo de morir, pero no conmigo aquí, idiotas, mejor voy en taxi la próxima vez.

Murmuro con molestia, el único que iba en la parte de atrás.

Andrew seguía aturdido, el corazón le iba rápido, casi podían haber tenido un accidente por culpa de su mejor amiga, Daniela.

- Espero que esto no haya sido una broma - pero al verla entendió que no, estaba pálida y no se movía - ¿Qué diablos te pasa algo?

- Seguro estaba cantando, nunca lo ha hecho bien, así que sigue conduciendo - resopló James mientras buscaba otro cigarro.

Pero entonces Daniela levantó su brazo señalando lo que había visto a unos metros.

Andrew lo siguió con la mirada, sin duda era un cuerpo, un cuerpo envuelto en una sábana ensangrentada. Su espalda dolió al tensarse.

No fue capaz de articular palabra.

James, sin embargo, salió del auto al ver lo que había dejado en blanco a sus amigos. Pero él siempre había sido más de actuar.

- Hay que llamar a la policía - fue el primero en reaccionar y empezó a correr.

Andrew estaba paralizado, había visto eso cientos de veces en películas, nunca espero ver una escena como aquella.

Pero salió del coche para respirar mejor.

- ¿Qué diablos? - gruño James que ya había llegado al cuerpo - Tal vez necesita ayuda.

No, Andrew no pensó que necesitara ayuda, era demasiada sangre.

Demasiada.

Era asqueroso, nubló su vista y se mareó. Esto no era un videojuego o una película.

Era un maldito cadáver.

- Idiotas - murmuró James, aunque la situación casi lo superaba. La palidez del cuerpo no parecía natural, solo se veían sus piernas.

Mientras ellos actuaban, un Jeep del año se detuvo al ver la extraña situación, al ver a aquel auto mal estacionado a la orilla de la carretera y a jóvenes alrededor.

- ¿Todo bien, chicos? - el conductor bajo con curiosidad, llevaba un traje de más cinco mil dólares, solamente bajo porque conocía a esos chicos.

Todos en la ciudad se conocían.

Daniela apenas vio en aquella dirección al señalar a James.

Andrew, vómito al dar otro vistazo, no pudo retener el vértigo que lo invadió, se mareó y antes de darse cuenta estaba vomitando.

El hombre maduro de más de cuarenta aparto a James para buscar pulso, no, no sintió nada.

Pero la sangre, aún podía sentirse entre fría y caliente, llamó a la ambulancia mientras por fin se atrevió a quitar la manta.

Era una mujer, muy joven, parecía una muñeca, una rota, golpeada, e inmóvil, varios hematomas decoraban todo su cuerpo, pero la cara, no, apenas un golpe en la mejilla.

El color del cabello parecía rubio, pero no estaba claro, estaba casi completamente cubierto, por lo que debía ser sangre.

No era nada agradable a la vista, James tuvo que cerrar los ojos un momento para poder seguir observando.

Mientras el otro hombre se disponía a llamar, ocurrió algo en su cabeza, una imagen lo golpeó, el móvil cayó de sus manos cuando observo bien a la mujer delante de él.

- No puede ser...

James también lo comprendió ladeando la cabeza, un déjà vu lo invadió. Recordó casi siete años atrás, ella dormía sobre una manta blanca con flores, su cabello largo por todo el material y sus ojos cerrados.

No podía ser.

Era ella.

Después de tantos años, fotos, el funeral, el homenaje a las chicas de Blackthorn. Habían sido noticias durante tantos años.

Las habían esperado.

Ahora ahí estaba una de ellas.

Era ella.

Lilah White-Shelby.

Mientras el hombre del traje se sintió mucho más mayor, después de tantas noches con la paranoia de si volvería, ahí estaba a unos segundos de perder la cabeza.

Tenía que ser una maldita broma de mal gusto.

Nada de eso tenía sentido.

¿Por qué iban a devolver a una persona luego de todo ese tiempo?

Quizás era el remordimiento que no lo dejaba dormir a veces por las noches seguidas jugando con él.

¿Por qué?

No podía creer que esto estuviera ocurriendo.

- Es Lilah White.

Susurró James antes de llamar el mismo a la ambulancia con mucha prisa ahora, apenas vocalizaba

- Tiene que venir rápido, es la hija del alcalde, no son los pequeños, es Lilah, es ella, deben hacer algo por ella, hay mucha sangre... Estamos casi a las afueras de la ciudad. Cerca del cártel de Blackthorn, vengan rápido.

Daniela reaccionó entonces al escuchar a James, Andrew sentado en el duelo lo hizo, compartieron una mirada de confusión y algo más ¿Podría ser ella? No lo creyeron, todos pensaban que ella estaba muerta.

Entonces Daniela sí tuvo ganas de llorar.

Andrew no se movió.

El hombre mayor aprovechó que nadie lo veía para rodear el cuello de Lilah con una mano, bien podría romper ese débil cuello sin esfuerzo, pero no sabía si estaba viva o que haría con esos tres mocosos.

La ambulancia llegó rápidamente, mucho más de lo que debía.

James ayudó en todo lo que pudo al venir los paramédicos.

Los otros tres ni se movieron.

- Tiene que llamar al alcalde - comentó el chico de poco más de veinte años - Usted es su socio, su amigo, llámelo y dígale la noticia.

- Gracias, chico - se esforzó por sonreír.

Dio una palmada en el hombro del joven antes de marcharse viendo como la ambulancia cada vez iba más lejos.

Rezaría para que esa vez hiciera un favor a unas cuantas personas y muriera.

Esa maldita mocosa tenía que estar muerta, valía mucho más de esa manera.

Porque lo que no sabían de él, es que amaba cazar mariposas.

Mariposa: ¿Qué rompió a Lilah White?Where stories live. Discover now