VII

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Querido Ari:

Hoy el rey nos ha llamado a las niñas y a mí a una celebración con los nobles de la zona para presumir de nosotras como se haría de una alhaja.

Unas doncellas (que de doncellas sólo tienen el nombre, porque se han acostado con medio ejército) nos vistieron con ropajes blancos bordados en oro y nos hicieron pasear por el pasillo que formaba la gente.

Llegamos al estrado. Repentinamente, algo me cosquilleó en la nuca. Antes de que pudiera entender lo que pasaba, me coloqué delante del rey y una lanza me atravesó. Rose, María y Sina chillaron.

—¡¡YMIR!! ¡¡LEVÁNTATE Y PELEA!!

Yo sabía que debería poder curarme. Pero no pude. Me desplomé como la vieja muñeca de trapo con la que jugaban mis hijas.

Ahora estoy en un extraño lugar con una columna de luz al fondo y suelo arenoso. Hay un cubo lleno de agua, que se me ha caído y ha sido rellenado mágicamente. Algo dentro de mi cabeza me dice que con la arena construya monstruos gigantes, porque ellos se encargarán de vengarme.

Fabricando lo que desencadenará el infierno en la Tierra,

Ymir, madre de titanes.

A tí, dentro de 2000 años Where stories live. Discover now