13. Incitación.

103 20 3
                                    

El tiempo no perdona a nadie. Dos semanas pasaron corriendo para JongSeong, pero para SungHoon parecieron dos años, era tan lamentable no poder ni siquiera ver a Jake, parecía que se había escondido y no era una calumnia. Seguía un poco decepcionado y dolido, como si hubiera finalizado una relación que jamás existió.

Para llenar más su desgracia, JongSeong fotografió a Jake con la chica de la tienda de conveniencia que, al parecer, su nombre era HaeWon según rumores en el colegio, en una heladería. JongSeong no quería que SungHoon viviera más en una falsa ilusión, pero tampoco podía llegar solo a contarlo sin pruebas, SungHoon no le creería y defendería a Jake.

Pero ya no podía hacerlo más con las pruebas en sus manos. Sintió por un momento que la muerte era muchísimo mejor que vivir en una constante repetición de lo que vivió hace solo dos años.

El fin de semana llegó sin piedad. Eran las siete de la mañana cuando SungHoon ya estaba haciendo el desayuno mientras ChaeJin limpiaba la casa para recibir a SeonWoo, que antes de lo previsto, tocó la puerta con su adorable puño como todos los fines de semana. ChaeJin fue quien corrió a recibirlo con un abrazo para que después haya ingresado para saludar a SungHoon cargando su mochila amarilla con muchos pines adorables en ella mientras su madre hablaba con el padre de SeonWoo sobre lo que había pasado en la semana y su ligera infección en el estómago.

SungHoon cargó a su pequeño hermano en tanto que ChaeJin entró a la casa y sonrió al ver a sus dos hijos juntos, había hecho un acuerdo con SungHoon la noche anterior de nada de peleas o miradas rencorosas entre ellos por el bienestar de SeonWoo, SungHoon aceptó con la única condición de que no volvieran a mencionar ese tema incluso cuando SeonWoo partiera a casa el domingo por la noche. ChaeJin dijo que sí.

—¡SungHoon hyung! —dijo SeonWoo señalando el cereal que había arriba del refrigerador. ChaeJin negó con su cabeza—. ¿Por qué, mami?

—Tu padre me dio indicaciones. Tu dolor en la panza fue una intoxicación por comer mucho cereal, SeonWoo —indicó ChaejIn. El menor asintió con un mohín—. SungHoon preparó algo para ti, pequeño.

—¿Pastel?

SungHoon rio dejando al pequeño de 9 años en el suelo y caminó a la cocina en tanto que ChaeJin lo guiaba a la mesa del comedor para que tomara su lugar favorito; el más cercano a la cocina. SungHoon regresó a la habitación con un plato lleno de panqueques calientes, a lo que SeonWoo sonrió muy amplio y brinco sobre su silla de alegría.

Pronto los integrantes de la familia comenzaron a degustar la comida que SungHoon había hecho con emoción para SeonWoo, quien era la razón para mantenerse con vida que para él era distinto que estar vivo.

SeonWoo terminó rápido de comer y pidió permiso para levantarse el cual fue otorgado, corrió a su mochila colorida y la abrió sacando sus dinosaurios de plástico para jugar un rato. ChaeJin hizo señas a SungHoon para que acompañara a su hermano, él rápido se levantó e hizo que SeonWoo le prestara un triceratops color verde pastel para luchar contra su T-rex. SungHoon se sentía feliz incluso haciendo acciones tan pequeñas como jugar con su hermano pequeño, podía ver su niñez en él. Por supuesto que no era lo mismo, estaba feliz porque SeonWoo no había sufrido tantas cosas como él, pero tienen tanto en común a pesar de haber 8 años de diferencia entre ambos.

Su móvil sonó debido a un mensaje, tomó un pequeño descanso de la exposición detallada del pequeño sobre la gran diferencia entre dinosaurios herbívoros y carnívoros mientras daba vueltas por la sala y hacía ruidos similares a los que veía en sus películas y documentales favoritos sobre aquellos seres. SungHoon asentía a todo aunque en realidad su centro de atención era el mensaje recién recibido de JongSeong.

¿Ahora con quién estuviste, JaeYun?

Al leer notó que no eran malas noticias. Pudo estar tranquilo después de aquella ansiedad que sentía cada que su móvil sonaba, no quería verlo de nuevo en brazos de otra persona aunque en realidad Jake ni siquiera fue suyo como para sentirse reemplazado.

Park Idiota Seong.

¡Los rumores son ciertos!
08:06 A.M

Te dije que harían una fiesta
por halloween.
08:06 A.M

Empezaron a publicar anuncios
de ello en la página del instituto.
08:06 A.M

Vamos juntos.
08:06 A.M

Sigo sin encontrar
mi romance adolescente...
08:07 A.M

SungHoon no respondió. Adoraría poder ir a una fiesta, jamás había ido a una que no fuera infantil y de la familia, pero ChaeJin no lo dejaría ir ni aunque fuera organizada por su escuela, piensa que aquellos «eventos demoníacos» llevarán a su hijo al camino del vicio y la perdición. SungHoon solo quería salir como todos los demás y crear recuerdos agradables de su juventud que se veía perpleja en aquel trance amargo.

—Hyung, ¿por qué estás triste? —preguntó SeonWoo sentándose a un lado del mayor que, con su mentón recargado en su puño, había puesto un mohín notorio que incluso ChaeJin notó. Imaginar escenarios con Jake durante esa dichosa fiesta se sentía tan paradisíaco y lejano en un solo bocado—. ¿Puedo ayudar? Traje un curita.

SungHoon llevó su mirada al menor y luego a su madre levantándose de la mesa para llevar su plato al lavadero y por consiguiente, limpiar la cocina.

—Un curita no puede sanar con corazón receloso, ¿o sí?

El infante tardó algunos minutos en responder mientras tocaba su barbilla dando indicio de que necesitaba pensar aquella respuesta.

—No sé que significa esa palabra, pero puedo darte una pastilla para eso —Sacó de su mochila un empaque de pequeños dulces con distintos sabores y colores. Se supondría que debía tener medida con ellos por su intoxicación, pero nadie debería subestimar al pequeño SeonWoo—. Toma esta que es color azul, tu favorito —Entregó aquel dulce de tono brillante, al parecer sabor mora.

SungHoon lo aceptó.

—¿Me hará sentir mejor?

—¡Claro! —Sonrió tan amplio que sus mejillas resaltaron el doble y sus ojos se pusieron en media luna—. También recuerde señor SungHoon que hacer las cosas que le gustan pueden hacerlo sentir feliz como una lombriz —Movió su pequeño cuerpo simulando ser una lombriz como había mencionado— La valentía también sirve para hacer cosas que necesita, lo aprendí en clase. La miss dice que muchas veces desperdiciamos las oportunidades de hacernos felices como lombrices.

Park pensó por un momento en aquella palabra: «valentía» si tan solo se vendiera en cápsulas él sería el primero en comprarlas e ingerir todos los días de ella. ¿Desperdiciar oportunidades? Aquel niño no tenía ni la más mínima idea de lo que él sentía, pero SungHoon de verdad pensó que aquellos comentarios se trataban de una señal, SeonWoo no habla de temas tan profundos en pláticas normales.

—¿Crees que debería saltar de un edificio para intentar volar? —cuestionó al aire, pero SeonWoo reaccionó de inmediato.

—Es muy peligroso hyung, no lo hagas —dijo angustiado, no quería ver a su hyung morir.

SungHoon comenzó a reír.

—Es una metáfora.

SeonWoo frunció su seño, seguro aquella palabra significaba algo hermoso, pero no tenía ganas de tomar un diccionario, él quería encender su tablet y ver la Cenicienta por décima vez en el mes.

—Quiero que mi hyung sea feliz —mencionó como si solo al decirlo algún hada madrina hiciera que SungHoon fuera eternamente feliz al instante. Corrió al mayor y lo abrazó desprevenido. Algo que el menor no sabía era que SungHoon de verdad necesitaba aquel consejo y el afecto que estaba recibiendo.

No quiero seguir siendo una lombriz infeliz.

Tomó su móvil luego de que SeonWoo saliera corriendo a pedirle a su madre agua e ingresó de nuevo al chat con JongSeong.

¿Cuándo es la fiesta?
08:12 A.M

Midnight 𝗠𝗶𝘀𝘁Where stories live. Discover now