Ayúdame

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Ésta si es mía jsjsjs buenas noches, y que no les jalen las patas.

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Eran cerca de las 10 pm, y un grupo de tres amigos animales se alejaban de su campamento de práctica adentrándose en el bosque, Marty, Alex y Gia. Desde hace tiempo que los tres habían encontrado un nuevo extraño pasatiempo, comenzó como un secreto, pero gracias a un descuido ya era conocido por muchos de sus amigos, que no estaban muy felices con éste la verdad... pero lo más peligroso que podrían encontrar sería un humano, y dos de ellos tenían garras y colmillos para defenderse...

Con la oscuridad de una noche casi sin luna como aliada para no atraer atención no deseada, avanzaron en silencio por el bosque, con mochilas bien preparadas al hombro, o lomo... y linternas en mano, u hocico, hacia la enorme construcción que habían localizado, o mejor dicho, que había encontrado Marty.

"¿Es aquí hermano?" Le pregunta Alex primero alumbrando levemente el lugar con su linterna, a lo que la cebra asiente euforica, "¡Si! Esos dos humanos que escuché hablando tenían razón, ¡Es enorme!"

Frente a ellos había un colosal edificio blanco y rectangular de cuatro pisos, y probablemente dos más abajo bajo tierra, rodeado por una reja negra metálica, un gran patio al frente y atrás, y una caseta de seguridad abandonada, abandonada al igual que todo el edificio... Y sobre la reja metálica y negra, aún se podía leer en letras negras:

"Saint Cecylia Ayslum"


"¿¡Y qué esperan?! ¡Vamos!" Exclama la cebra, pero es detenida de golpe por sus dos amigos, "Espera Marty, recuerda que debemos revisar que esté solo, no queremos que pase lo de la última vez..." Le advierte la jaguar. "Pero si lleva abandonado casi una década hermana"

"Ésa fábrica también y aún así nos encontramos con ése loco de la botella" replica Alex, Marty con un bufido resignado, y algo divertido al recordar aquello asiente.

Gia al ser la más ágil de los tres lidera el camino, al principio con las linternas apagadas. Primero se dirigen a la caseta de seguridad, aunque obviamente ahí no hay nadie.
Aún quedaban periódicos viejos llenos de polvo, ya ilegibles, incluso una computadora antigua de caja, obviamente rota, y una vieja botella de agua con más de la mitad de su contenido aún dentro, sin etiqueta...

"Miren, agua del pasado" se ríe Marty para risita de sus amigos, la cebra la guarda en su mochila a su costado y siguen su camino. El patio está solo, no parece que haya habido humanos en mucho tiempo, el pasto y la maleza crecen descontrolados, y varios árboles con las hojas cayendo debido al otoño adornan el lugar junto a una vacía fuente de ángel a la que se le cayeron ya la cabeza, un ala y las manos, al centro.

Lentamente Gia se acerca a la enorme entrada del lugar, seguida de su amigo león mientras Marty espera escondido detrás de un árbol, ambos felinos se asoman con sigilo por las ventanas con barrotes junto a la puerta, esperando ver movimiento, pero para su suerte no parece haber nadie. Se acercan a la puerta e intentan abrirla, como lo esperaban, cerrada, así que Gia saca de su mochila la llave maestra que les dieron los pingüinos a cambio de prometer llevarles algo de los lugares a los que iban si lo consideraban interesante, en su mayoría computadoras descompuestas o cosas así que luego el pingüino Kowalski usaba para sus inventos. Con algo de trabajo lograron desbloquearla, y finalmente ésta se deslizó hacia el frente.

Al abrirse hizo un ruido como si hubieran roto un pedazo de papel, curiosos la miraron por dentro, habían sido tres tiras alargadas de papel antiguo con algo escrito en una letra extraña, que sellaban la puerta desde adentro por algún motivo...

Susceptible (Madagascar One-shots terror/gore)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora