Capítulo 9.

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Han visto el Marginal? Vean el Marginal



Sabía que estaba haciendo algo malo incluso antes del momento en que acabó por forzar la puerta del viejo apartamento, tras esquivar las cintas que restringían la propiedad pasándoles por debajo, se planteó que no había una vuelta atrás. El lugar deshabitado le daba escalofríos, y el hecho de que ni siquiera se había limpiado la escena de algún modo parecía agravar el crimen más de lo que debía. 

Sus pasos parecía rechinar contra la madera de modo que en cualquier momento los vecinos del piso de abajo le delatarían, pero se limitaba a confiar en el silencio cómplice que había condenado a James antes. Avanzó por el pasillo, casi sintiendo que cuando daba la espalda los ojos en las paredes le observaban alejarse, sin embargo, dejó de lado la mariconeada para seguir hasta el final del pasillo, a la habitación principal. 

Aparentemente sin el mantenimiento adecuado el edificio fácilmente se caía a pedazos. Avanzó sin mirar puntualmente algún sitio, sólo sintiendo la ausencia de los muebles y restos de presencia humana. Casi como si el lugar estuviera habitado por fantasmas que le reclamaban irrumpir en el tétrico espacio cargado de energía negativa. No es que creyera en ese tipo de cosas, sólo que de imaginar todo lo que había testificado Hassler le provocaba una sensación amarga en el estómago, y no podía dejar las cosas como estaban. 

Tenía un presentimiento de que algo andaba mal, pero el aire solitario y el frío en el ambiente le instaban a sobre pensar, hasta que el sonido de su móvil desgarró el momento. 







James frotaba sus muslos entre la espuma, asqueado por la sensación grasosa en su piel, ansioso por lo que estaba a punto de pasar, de nuevo. El agua finalmente estaba a temperatura apropiada para lavar su cabello cómodamente, pero los temblores no se detenían mientras pensaba en todas las posibilidades para escaparse. Bloquear la puerta del baño, gritar hasta que alguien le escuchase, romper el vidrio y utilizar los pedazos para defenderse. 

Eran mayores las posibilidades de que saliera mal, cualquiera fuera su plan, así que conteniendo las lágrimas aclaró toda la espuma, cuando los nudillos de Mirko golpearon rítmicamente la madera de la puerta, advirtiéndole que se apresurase sin usar palabras. Tragó saliva con la garganta rasposa y salió del baño envuelto en una toalla temiendo que hacerle perder la paciencia sólo incrementase la violencia con la que gozaba atacarle. 

Al abrir la puerta, delirando con empuñar el filo del espejo para atravesarle la garganta, le descubrió sujetando juguetonamente el cuchillo de caza, apoyando el hombro en el marco de la puerta de su habitación, señalando el interior para que se adentrase. James desvió la mirada, intentando que la presencia de Mirko no le limitase a moverse con libertad por su propio apartamento, ingresando a la habitación que tanto había extrañado, oyendo la puerta cerrarse a sus espaldas luego de que su captor se adentró en ella a sus espaldas. 

─Tienes un apartamento muy cómodo─ Mirko estudiaba las extremidades temblorosas de James con diversión, que se abrazaba a sí mismo por el frío con la toalla envuelta a la cadera─. Debe sentirse solitario sin tu novio aquí.

Se limitó a asentir, no alzando la mirada de los pies de Mirko que eventualmente se acercó, tentado por la forma en que Hassler frotaba sus piernas con nerviosismo.

─Mirko─ susurró, el efecto de la droga había disminuido gracias a la ducha y a todo lo que había dormido, así que el pánico incrementaba considerablemente junto a su ritmo cardiaco, pero no lo suficiente para que la fuerza volviera a sus extremidades─. No... No puedes lastimarme, recuerda que debo...

Cicatrices.Where stories live. Discover now