Quinto ataque

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El pelinegro frunció las cejas, siempre has pesando que sus cejas son bastante gruesas y eso te encanta, aunque no era la situación adecuada para pensar en ello

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El pelinegro frunció las cejas, siempre has pesando que sus cejas son bastante gruesas y eso te encanta, aunque no era la situación adecuada para pensar en ello.

Fuiste paciencia con el orden de sus pensamientos, a la espera de que escogiera que decir dentro de ese más confuso de emociones intensas.

Baji Keisuke es sin duda un hombre complicado, incluso para si mismo.

—¿Porqué mierda no contestaste el teléfono?

¿Ah? ¿De eso se trataba?
Tus pies se sacudieron levemente, estirándose para tocar el suelo, tragaste y el deliberado movimiento de tu garganta lo distrajo.

Luego del mensaje con la ubicación, colocaste tu teléfono en vibrador, por más que quisieras estar pendiente de la caída red social, lo metiste dentro de la mochila y allí es muy difícil que puedas escucharlo.

—P-podría haber muerto si no lo hubiera puesto en vibrador—ser suspendida en el aire no es una sensación nueva, pero no te gusta estar lejos de la tierra.

Tus palabras amedrentaron la fachada furiosa de Keisuke, su pulso tembló antes de soltarte abruptamente, sin embargo ese sentimiento de libertad no duró ni un segundo, puesto que fuiste rodeada por los grandes y cómodos brazos del pelinegro.

Su aroma reconocible para ti en cualquier lugar te invadió, su colonia varonía almizclado con las frutillas de su shampoo 2 en 1, hicieron que tus altas defensas bajaran de golpe. Después de horas en alerta, pudiste relajarte de verdad.

—Estaba...tan preocupado—soltó el borde de tu oreja, provocando que su aliento tibio formara un cosquilleo.

Así que de eso se trataba todo.

—Estoy bien. Como ves,—ahuecaste su rostro con tus manos—aún estoy entera.

—No es gracioso Nana.

Chifuyu estaba en completo silencio, siendo un espectador conmovido ante el reencuentro de sus amigos (a pesar de haberse visto justo ayer), sin embargo para Kazutora la historia era completamente diferente.

Sus rodillas cayeron al suelo con un ruido seco y lastimero, no pudo controlar más las lágrimas cuando Baji posó esa mirada dorada en él, una que no había visto en bastante tiempo. Estaba tan adolorido y...culpable por lo que había pasado que durante mucho tiempo se negó a verle, negándose a salir durante sus visitas a la correccional.

Lo que había hecho, ambas veces, era imperdonable.

—Kazutora—le llamó arrugando las cejas.

—Y-yo no...Yo no quise, yo no debí escucharlo.

Su voz quebradiza se reprendía a si mismo, ancló la mirada al suelo sintiéndose diminuto contra la cantidad de sentimientos voraces y enloquecidos.

—Cada vez que quise verte fue para decirte una sola cosa...—Hanemiya se esperaba lo peor, no estaba listo para ser repudiado, aunque sepa bien que se lo merece —Te perdono.

Finding Us [Tokyo Revengers]Where stories live. Discover now