Capitulo 27

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Después de haber introducido la dirección que había recibido por mensaje de Sean al GPS, seguimos las indicaciones que este no daba. Había sido un camino largo, que se hizo muy corto para nosotros ya que nos habíamos pasado todo el viaje escuchando canciones de la radio. Yo comenzaba a cantar, haciendo que Niall frunciera el ceño y quisiera soltar el timón para taparse los oídos. Sí, cantar no era una de mis habilidades.


A diferencia de él. ¿Había algo en lo que pudiera ganarle al hombre? ¿No? ¿Nada? Estaba a punto de entrar a la etapa de negación. En fin, era divertido como Niall me miraba, y no me decía nada porque no quería herir mis sentimientos—por favor, como si no supiera que mi voz es capaz de romper ventanas—solo sonreía, haciéndome reír. Era tan tierno y adorable.


Se detuvo enfrente de un gran portón de rejas blancas. Un hombre apareció, Niall tuvo que bajar la ventana para hablar con él.


— ¿Residencia de la familia Watyger?—preguntó Niall revisando si la ubicación del GPS estaba bien, y no estábamos entrando a una casa equivocada.


— ¿Con quién tengo el placer?—preguntó el portero uniformado educadamente.


—____________ Heather y su adorable novio. —lo pellizqué en el brazo haciendo que brincará— ¿Qué? ¿Me vas a negar no que soy adorable?


Viré mis ojos y me volví a concentrar en el hombre de la puerta, quien estaba comunicándose con alguien por su pequeña radio. Dijo algo rápido antes de regresar a la puerta, presionar un botón y ambas rejas se abrieron.


—Sean bienvenidos—nos dijo.


Niall aceleró e ingresamos al otro lado. Se parecía mucho al enorme jardín que tenía Jordan, del tamaño de varios parques juntos. Pero este estaba más cuidado, y con varias luces alumbrando el camino. Cuando llegamos a lo que parecía ser la casa principal, dos mayordomos estaban en la acera. Niall apagó el auto, bajamos de este al mismo tiempo.


— ¿Me permite llevar su auto al estacionamiento?—preguntó uno de ellos.


Sabía que Niall jamás de los jamases iba aceptar dejar que llevaran su auto, nunca lo había hecho en un restaurante, nunca lo haría aquí. Desconfiaba del resto de personas, pensando que podían rallar a su preciada y adorada Holly. ¿Tonto? No lo digas enfrente de él.


— ¿Vienes conmigo, me esperas aquí, o vas entrando?—me preguntó.


—Voy entrando—respondí a pesar de que me moría de nervios.


Él asintió con la cabeza y regresó a su auto, le indicó al mayordomo que le indicará el camino al estacionamiento. 


El mayordomo sobrante me dio una sonrisa de amabilidad, antes de decir un "sígame" y empezar a caminar hacia la enorme puerta blanca. 


Todo adentro era brillante y blanco, absolutamente todo, algunos adornos que le daban color a las habitaciones pero todo era completamente blanco. Y muy costoso. El hombre siguió caminando, y ya habíamos pasado varias salas de recibo así que hasta la sala principal iba a ser un camino muy largo. 

Promesas de amor (segunda temporada de "Red de mentiras) EDICIÓNWhere stories live. Discover now