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Caminaste por la calle concurrida con las luces a todo volumen en todas direcciones. Llevabas un vestido negro ajustado y tacones negros. El vestido acentuaba cada detalle y curva de tu cuerpo haciéndote lucir irresistible. Estabas caminando hacia un club en Londres desde tu apartamento.
Después de todo, decidiste que querías vivir una vida simple, sin malas influencias y dinero sucio de tus padres. Tus padres no aprobaron tu decisión, pero aun así se ofrecieron a pagar tu apartamento, lo que accediste por un tiempo en lo que encontrabas un trabajo.
Tus talones chocaron contra el cemento húmedo, la frialdad del aire envió escalofríos por tu columna vertebral. Inhaló profundamente y pudo ver la niebla saliendo de su boca.
Al entrar en el club, todos los ojos se posaron en tu figura, como dije, eres hermosa. La confianza permaneció en cada paso que tomaste para invitarte a ti mismo.
Te sentaste en un taburete de madera y miraste al camarero, que él respondió con una sonrisa.
—¿Qué puedo ofrecerle, señorita?
—Un trago de whisky para mí, por favor. —Le sonrió y le disparó un guiño.
Él vertió la bebida en tu vaso de chupito, tú recogiste el vaso y lo bebiste mientras. El líquido quemó tu garganta a medida que avanzaba más y más.
Cerraste el vaso de golpe y exigiste otro. Él cumplió.
Escuchaste a alguien tomar asiento a tu lado. Giraste tu cuerpo para mirar a la figura a tu lado, solo para encontrarte con Choi Jongho, tu ex, pusiste los ojos en blanco y tomaste otro shot.
—Más despacio, princesa. Acabo de llegar y quiero divertirme un poco contigo.
Te volteaste para mirarlo de nuevo y en un tono amargo le espetaste: —¿Sí? Bueno, busca a Victoria, porque parece que fue la última vez que te vi. Parecías divertirte mucho con ella.
—¿Todavía no has superado eso, amor?
—No estoy lo suficientemente borracho para esta mierda. —Refunfuñaste.
—¿Qué dijiste?
Respiró hondo, ya molesto, gritó: —¿Qué estás haciendo aquí, porque pensé que toda tu marca era para odiarlos?
Ahogó una carcajada y se encontró con tus ojos. —He estado en todos los clubes del Callejón Rojo y quería experimentar algo nuevo esta noche.
Asentiste con la cabeza en respuesta.
El silencio los tragó a los dos por completo, hasta que dijo: —Bueno, supongo que puedo ayudarlos a experimentar cosas nuevas esta noche.
