Parte 1

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Seungmin tenia ocho años cuando el hyung bueno le informó que otro cachorro llegaría a la manada. Le habían dicho que estaba encargado de enseñarle al nuevo miembro los lugares de la casa, además de ello, también debían compartir habitación y aunque no le agradaba la idea de darle parte de su espacio a alguien más, le aseguró que no le fallaría.

Sentía mucho cariño por sus cuidadores, uno era el hyung bueno que olía a frambuesas y le daba besitos en la nariz para hacerlo reír, mientras que el otro era su pareja, el hyung gruñón que olía a café con leche y le regalaba galletas a escondidas. Sabia que no eran sus verdaderos padres, pero lo consideraba como tal, pues los niños de su clase dijeron cosas que hacían con sus papis que eran muy similares a las que Minho y Chan realizaban con él (como llevarlo al parque a comer helado, ayudarlo con la tarea, prepararle panqueques con mucha miel y cantarle canciones cuando despertaba de un mal sueño).

A Seungmin no le dieron detalles sobre el que seria su nuevo compañero, simplemente le contaron que su nombre era Changbin y que era mas pequeño, por lo que tenía que cuidarlo bien.

Estaba sentado en la banca bajo el frondoso árbol de manzanas mas cercano a la entrada, esperando la llegada de Changbin con un malestar en su estómago. Según Yongbok, podría ser olvidado si toda la atención de sus hyungs era tomada, ya no sería el menor y lo llevarían de vuelta con el señor feo, eso lo ponía nervioso, ¡no quería ser desplazado! Pero tampoco podía ser malo con el cachorro cuando prometió ser eficiente.

Poco tiempo después, el auto negro del hyung gruñón fue visible ante los ojos del pelinegro, poniéndolo más ansioso al divisar dos siluetas -unas mas pequeña que la otra- por el vidrio polarizado. Una era claramente de Minho, años viviendo con él lograron que lo reconociera son problema unos segundos antes de bajar del vehículo con su impecable traje azul, sin embargo, la otra era desconocida a sus ojitos.

--¡Minnie, ven a conocer a alguien! —llamó Minho una vez que salió del coche y abrió la puerta trasera del mismo.

Seungmin estaba inquieto, pero la curiosidad parecía ser mas fuerte que su temor. Se acerco con pasos indecisos a donde estaba el alfa mirando hacia el interior del auto.

--¿Estas listo? Te presento a Changbin—seguida las palabras, ayudó a un pequeño de seis años a bajar con cuidado, logrando captar toda la atención del menor, el cual observo atentamente el rostro del cachorro. Tenia grandes ojos negros, cabellos de color azabache y sus diminutas manos apresaban un conejo rosa de felpa--. Changbin, Seungmin estará aquí para guiarte. Él jugara contigo y te acompañara a partir de ahora.

El aludido miró a Seungmin con la cabeza ligeramente ladeada, como si estuviera analizando con seriedad las palabras del alfa que lo trajo consigo.

--¿Es amigo? —preguntó el cachorrito, sus ojos delataban la inocencia en ellos.

--Si, Seungmin es tu amigo.

--Seungmin es amigo. ¡Seungmin es amigo! —Changbin saltó en su sitio, una sonrisa formándose en su rostro mientras miraba a Seungmin. Era como si de pronto le hubiese salido una cola.

Para ser mayor, el pequeño pelinegro estaba intimidado ante la emoción del contrario. Aun se sentía en desconfianza, no sabia si ese niño había llegado para robarle a sus cuidadores.

Changbin era una amenaza. El enemigo. ¿Por qué ese cachorro se veía tan feliz de estar a su lado?

De un segundo a otro, unos bracitos cortos rodearon el torso de Seungmin.

--H-hyung...--dijo tembloroso al alfa. estaba abrazándolo. El niño opacador estaba abrazándolo.

--Mira eso, al parecer no será difícil para Changbin adaptarse a ti. Channie se pondrá feliz de saberlo—Minho sonrió, acariciando con las manos su cabello negro.

¡Es mío! - SeungbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora