≡ ◠ 𝕻ASIÓN 𝕯E 𝕲AVILANES ;
‹ . . . temporada dos ˒ ❜
🐴 ↷〘 ♡ ⌇ Eleonora Meyer supo
desde el primer momento en que
miró a León Reyes que él sería su
más grande perdición, pero aún
así, ese desastre la atrapó desde
el...
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Unos toques en la puerta me sacaron del mundo mágico del libro que leía. Fruncí el ceño con confusión, pues no esperaba a nadie más después de Norma, y a quien le había dicho que no cenaría porque no tenía hambre.
La verdad, no quería ver los rostros de los mellizos, sabía que no podría ocultar la molestia que me causaban.
Y, Quintina me había subido un plato con un trozo de la famosa tarta de frambuesas que, cabe resaltar, me enloquecía de pies a cabeza.
Hacía pocas horas había despertado de mi siesta, y ahora sentía que no podría dormir en toda la maldita noche. Con ganas desesperadas de acabar el día, abrí la puerta a regañadientes.
── No quiero verte.──expresé.
Quise cerrar la puerta, pero León se interpuso antes de que pudiera.
── Por favor, espera.──pidió.
“¡No me mires así, carajo!”
Torcí el gesto, indecisa pero enfadada. Detestaba que mi debilidad por él se interpusiera entre el enfado que sentía.
── Si vienes para pedir que no diga nada, no lo haré.──me adelanté a decir, todavía sin permitirle el paso a la alcoba.──, y no creas que lo hago por ustedes, sino por mis padrinos y para no crear discordias entre ustedes. Lo que menos quiero es causar problemas.──finalicé con una expresión de angustia.
── No vine a eso.──dijo.
── Bueno, adiós.──fingí una sonrisa e intenté volver a cerrar la puerta, pero nuevamente, León me lo impidió.── ¿Qué ocurre contigo?──pregunté con mucha molestia.
── Sólo quiero hablar.──suspiró, mirándome a los ojos.──, y aclarar las cosas, explicar lo que sucedió...──añadió con pesadez.
Estuve a punto de negarme, pero él pareció leer mis intenciones y empujó suavemente la puerta para entrar sin mi consentimiento a la habitación. Lo asesiné con la mirada mientras le veía cerrar a sus espaldas.
── Veo que no tengo más opción que escuchar lo que sea que vayas a decir.──me lamenté, cruzando los brazos sobre mi pecho.
León hizo una mueca, dándose cuenta de que no mejoraría mi humor.
── Nosotros tenemos problemas, y con ello me refiero a que hace unos meses nos involucraron con el asesinato del profesor Carreño, que además nos dio clase; era un monstruo con nosotros, por eso fue tan fácil acusarnos. Debes saber, Leo, que somos completamente inocentes.──comenzó a contar, e inconscientemente, me relajé al escuchar la última parte.──, alguien trata de perjudicarnos, y eso nos ha vuelto paranoicos a Erick y a mí, pensamos que cualquier persona desconocida que se nos acerque tendrá algo que ver con ello. Y... nos equivocamos con esa mujer.──confesó, bajando la mirada.
