Capítulo 10

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Christopher Morgan.

Ese hijo de puta no es mejor que yo en nada.

En absolutamente nada.

Es un mediocre.

¿Qué le podria ofrecer además de fracaso?

Me hierve la sangre el verla a su lado, con la barbilla levantada con orgullo mientras lo toma de la mano.

Lo conoció después de que la triacionara, después de haberla mandado con los rusos, la condene y aún así lo que más me importa es que haya conocido a ese bastardo y se haya enredado con él mientras yo estaba allá fuera esperando que volviera. Suena tonto, lo sé. Enviarla a su muerte y aún así esperar que regresará, pero yo sabía que ella era capaz.

Por impulso llevo la mano a mi arma, dispuesto a usarla.

Mi mente se nubla por instantes en los que sólo veo sus labios curvarse en una sonrisa, la veo recostada en mi cama, sin nada, totalmente desnuda mientras me acaricia el pecho con su dedos.

Esta sonriendo porque yo le he dicho que la quiero, ella esta...

Escucho la voz de Chiara que me hace salir de mi ensimismamiento, no la observo apenado.

Decido levantarme y salir un momento a aclarar mi mente unos segundos.

Ellos siguen hablando de no sé qué mientras que mi mente se vuelve a perder, recordándola a ella sonreír.

Fue la última sonrisa que pude observar de su parte antes de que me la arrebataran por cinco años.

Y ahora ha vuelto, pero al parecer ya ha pasado página porque esta con el mierda de Vladimir.

Malditos traidores.

Me las pagaran.

Ahora enojado por recordar que se atrevieron a llegar agarrados de la mano me dirijo serio a la reunión de nuevo.

Al regresar me encuentro con una Chiara enojada sacando su arma lentamente mientras habla sobre un juego.

Veo esa sonrisa macabra que me da esperanzas.

Ella no es tan diferente a mi después de todo.

♤♡♤♡♤

Chiara esposito.

La puerta se envuelve a abrir mostrando a un christopher enojado. este tío enserió que es raro.
Se dirige a su puesto y observa con detenimiento todos mis movimientos.

— Me he inventado el juego más divertido del mundo en tan solo dos minutos, ¿quien quiere jugar? — pregunté. Solté una risa fingida — Realmente no me importa si quieren jugar o no, todos lo haremos — todos los ojos fueron a mi cintura, siguieron el movimiento de mi mano al sacar la glock 18 y posicionarla en la mitad de la mesa — he usado unas cuantas antes de encontrarme con ustedes, así que será como la ruleta Rusa, solo que aquí tienen el 90% de posibilidades de morir.

Aleska se rio nerviosamente, mientras que los demás me observaban asustados, todos ellos estaban conscientes de la fama que me cargaba. No los culpo, muchas veces hasta yo tengo miedo de mi misma.

— No puedes matar a tus socios — la mire y alce una ceja — te quedarías sola y sola no podrías lograr nada.

— ¿Qué tal si empezamos contigo, Aleska? — sus ojos se abrieron tanto que por un momento creí que se le saldrían. Sonreí.

— ¡Chiara, basta! — ignore el grito de Vladimir. Aveces se me olvida que es su hermano.

Tome la glock, quite el seguro y apunte a su cabeza. Valdimir se levantó de su puesto, mientras que los demás solo observaban paralizados.

Jaque mate. [Christopher Morgan]Where stories live. Discover now