Capítulo 8: Ya no hay porque luchar.

7.9K 551 126
                                    

[Siento si hay bastantes horrores de ortografía en este capítulo, lo revisé una vez]

Mire a Charli alarmada, pero este tenía sus ojos aniquilando en mi profesor y por lo que reflejaban sabía que no saldría nada bueno de toda esta situación. Mis manos sudaban por los nervios que sentía y me temblaban las piernas, y manos por la ansiedad.

Respira Dafne.

—Yo...eh—aclare mi garganta torpemente—. Charli este mi profesor—hice un leve gesto con la cabeza intentando señalarlo.

Dafne no saldrás viva de aquí. Me gritaba mi subconsciente y aunque lo supiera, no cambiaba el hecho que me sintiera aún peor por involucrar a una persona inocente.

Tenía tantas ganas de llorar ahí mismo, porque sabía que nada me salvaría de lo que vendría después y esto había sido absolutamente por mi culpa, había sido una inconsciente por atreverme a llegar tan lejos con Priel.

—Un gusto en conocerlo, mi nombre es Priel De Loughrey—se presenta en un tono tan despreocupado, que temo que empeore la situación, porque él no sabe en lo que nos acababa de meter a los dos.

Charli se para firme y da un paso adelante.

No.

—Me gustaría saber... ¿Por qué un profesor traería personalmente a una alumna hasta su casa?—pregunta ignorando el saludo y siento que puedo oír el crujir de su mandíbula.

Acortó rápidamente la distancia entre él y yo. Para tomar su mano con cariño y las ganas de vomitar me llegan de inmediato, pero si lo hago bien mi profesor no sospechara y estará bien que es lo único que me importa ahora.

—Me sentía fatal y él se ofreció a traerme papá—le doy un intento de sonrisa <<¿amable?>> y intercambiando una mirada rápida con mi profesor, para volver a clavar mis ojos en Charli—. Él solo quiso ser amable, por favor solo agradécele por traer a tu hija a casa y listo—hablo tan rápido como pude, porque esto tenía que terminar ahora.

Charli entrecierra los ojos en mi dirección y luego fija sus ojos de cazador en Priel, tensando su mandíbula visiblemente enojado.

¡Mierda no!

—Lo siento profesor, discúlpeme por ser tan descortés con usted—su disculpa es falsa, pero suspiro relajada porque se que Priel saldrá ileso de esto, pero cuando vuelvo hacía Charli todo vuelve a desmoronarse, porque la sonrisa macabra en sus labios solo anuncia que cuando entre a casa este show acabará.

Por lo menos salve a una persona inocente.

Solo me queda resignarme para lo que me espera cuando entre a mi casa, después de todo es mi rutina desde hace años.

—No hay problema—responde Priel cortésmente y lo miro regalándole una sonrisa triste, este frunce el ceño pareciendo desconcertado por mi reacción.

¿Que podía hacer? No me esperaba nada bonito a mí tras la puerta de mi casa.

—Ya es hora que se vaya, de ahora en adelante yo me encargare de mi hija—Charli toma de mi muñeca y antes de que alguien más pueda decir algo esta metiéndome a la casa con él y creo que oigo decir algo a Priel de que espere un momento, pero Charli ya está azotando la puerta en su cara.

Antes de que lo vea venir me arroja al suelo bruscamente, haciendo que suelte un quejido por el dolor repentino, pero no me da tiempo a que me recupere, porque tira de mi pelo echando mi cabeza hacía atrás para que lo mire. Sus ojos me miran furiosos y su cara está a centímetros de la mía mostrando puro enojo.

Oscuro secreto © [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora