II

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Tucker despertaba molesto entre las sábanas de su cama, y como no, cuando nuevamente tuvo el mismo sueño, donde el chico del que estaba enamorado, lo odiaba.
Llegó a la escuela aún un tanto molesto por empezar así su día. Su mente iba llena de pensamientos negativos mientras caminaba por los pasillos, intentando ignorar cada cuchicheo de los estudiantes al verlo. Todo por el desastre de el día anterior.

"Jodidamente odio mi vida, todo apesta y-"

—¡Ah! ¡Buenos días Craig!

"Oh dios mío la vida es asombrosa amo todo."

Ocultando su felicidad interna, con su voz y expresión lo más monótona posible, se acercó al chico que lo saludó alegremente.

—Hola enano, ¿Te sientes mejor ya?

—Jaja. No, para nada. Pero sí estoy intentando no pensar en ello.

—¿Que harás?

—¿A que te refieres?

—¿Vas a dejar las cosas así o..?

—Claro que no, no me juntaré más con los chicos, supongo, pero intentaré hablar con Stan al respecto... Es el más razonable entre ellos, ¿No crees?

—Claro. Pero, si sucede algo, avísame.

—Craig. No soy un bebé, ¿Estás olvidando todas las veces que golpeé a alguien? Incluso a tí.

—Te pusiste a llorar por que te rechazaron. Sólo eres bruto.

—Te odio. Estaba llorando por que un par de idiotas le contó a media escuela.

—Más te vale que Stan ya no te guste. No quiero ser el típico amigo gay que ayuda con problemas amorosos.

—Ni lo pienses. No es que pueda cambiar de un segundo a otro, pero no importa que suceda, no pienso acercarme mucho a él de todas formas. No después de eso.

—Bien, perfecto. Ahora pásame la tarea de matemáticas.

—Oh cierto. Pero... Ah... Tengo clase de matemáticas ahora.. ¿No te la puedo pasar después?

—¡Compartimos clase de matemáticas idiota! ¡Solo déjame copiarla!

—Bien bien, no grites. Quedan veinte minutos para que empiecen las clases, vamos a una de las mesas en el patio para que copies, ¿Si?

—Lo que sea.

Craig, a la velocidad de la luz, copiaba hasta las comas de las respuestas. Era una tarea larga y él ni la había empezado. Tenía que hacer absolutamente todo en menos de veinte minutos.
Mientras tanto, Kyle jugaba en su celular.

Pero...

—Oye.—Con un tono demandante, Stan se acercó a Kyle.—Tengo que hablar contigo. Ahora. No tomará mucho.

Sin esperar respuesta alguna, lo tomó del brazo y lo arrastró a un lugar más apartado.

—Stan que putas-

—Explícame algo. Desde ayer que te tomas de las manos con Craig, hoy pasaste de mí y saludaste a Craig, le estás pasando la tarea y ayer ví perfectamente como te iba a dejar a casa y se abrazaban, ¿Que hay con eso? ¿Estás jugando con él porque te rechacé? No me vas a dar celos, Kyle.

La sangre del pelirrojo hervía, ¿Cómo se atrevía a decir tales cosas?

—Pareciera que sí, Stanley. No tengo que darte explicaciones, mucho menos después de que le gritaras a medio mundo que me confesé ante tí. Creí que podría confiar en tí como mi mejor amigo.

Juntos A SolasWhere stories live. Discover now