VI.- Monroe

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Stiles suspiró mientras frotaba su nuca, había estado entrenando a la manada los últimos días y estaba agotado. No podría creer que todos ellos ya eran adultos pero seguían peleando como cachorros, Derek y los gemelos eran los únicos que de verdad usaban el cerebro para luchar, de manera sorprendente Scott también era de los mejores pero los demás parecía solo perseguir su cola sin llegar a ningún lado. Además estaba también la forma en que todos parecían querer acercarse a él sin problema, algo que empezaba a odiar; no es que no quisiera estar con la manada simplemente era complicado y no podía adaptarse de manera tan rápida como su nada hubiera sucedido. Jamás pensó que se agotaría más que en los entrenamientos de la CIA y el FBI juntos, sentía que esos días había envejecido solo por estar en el pueblo con su familia. El único momento que realmente disfrutaba y no se sentía abrumado era cuando el pequeño Alexis junto con Antonio se acercaban a jugar con él, debía de admitir que tenía una debilidad por esos niños y más por su hermanito. También estaba tranquilo cuando estaba al lado de Jackson y Derek, parecían ser los únicos de la manada que respetaban su cambio y se mantenían tranquilos a su lado. Cora tampoco lo molestaba mucho pero realmente le dolía el corazón cuando Isaac, Liam y su padre se acercaban a él porque podía ver el profundo anhelo y felicidad en sus ojos, sabía que ellos querían que hablara y les contara todo lo que le había ocurrido realmente pero simplemente no podía hacerlo.

El agente caminaba con sus manos dentro de sus tejanos por las calles del pueblo, era le único momento en el que podía tranquilizarse. Aunque la personas lo miraban por su gran cambio no se acercaban ni lo molestaban así que solo ignorándolos estaba tranquilo. Era normal que lo vieran después de todo el hijo desaparecido del sheriff, el pequeño niño hiperactivo que siempre causaba problemas había vuelto y era completamente diferente; ahora solo hay un hombre maduro y frío que parecía solitario y él lo sabía, cada pensamiento que tenían los demás porque eran los mismos que tenía todas las mañanas al despertar.

Solo debía de hacer lo que hacía desde que volvió del infierno: ignorar cada mirada, cometario o gesto. Ser un agente implica no mostrar tus emociones así que se volvió un experto en eso.

Llegó a una pequeña cafetería que era recientemente nueva así que no se toparía con conocidos además de que ahí iban adolescentes que jamás conoció así que podía estar tranquilo. Pidió su café y se sentó en una de las mesas apartadas junto a la ventana y se dedicó a mirar a las personas que iban pasando, analizaba cada pequeña cosas de ella, algo más que aprendió cuando se convirtió en un agente.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió la presencia de alguien sentándose frente a él, su mirada se volvió completamente fría al notar a la mujer morena que le sonriera como si tuviera todo controlado.

- Mira nada más. Pensé que no regresarías a este pueblucho y menos después de que te destrozaran. – se burló Monroe buscando una reacción en el castaño.

- No soy el mismo niño del FBI además no tienes ni idea de que sucedió. – sus ojos fríos calaron hasta el alma de la cazadora.

- Sabes, te jactas de ser un santo y un salvador pero a final de cuentas eres un asesino como yo, solo que matamos por razones diferentes. Tú solo eres un peón del gobierno o altos mandos con dinero mientras que yo lo hago por voluntad para acabar con esas criaturas que tanto adoras.

- Jamás dije ser un santo. – una sonrisa maliciosa apareció en su rostro – Soy un maldito hijo de puta que disfruta cada muerte, la sangre en mis manos me satisface. – acercó su rostro al de la mujer con sus narices cerca de rozar – Cuando estés en mis manos sufrirás tanto que desearás morir pero no voy a ser tan amable. – le dijo Stiles con una voz cargada de frialdad y tenebrosa que combinaba con esa sonrisa psicópata.

Monroe retrocedió con temor y se levantó para irse con la cola entre las patas dejando a un satisfecho Stiles que solo veía a la cobarde huir.

El castaño sonrió con felicidad pero se esfumo tan rápido como apareció, miró sus manos y por un momento juro verlas llenas de sangre, cerró sus ojos y respiró. Su corazón acelerado comenzó a calmarse hasta que consiguió un ritmo normal y estable, abrió sus ojos se sentó de nuevo y siguió tomando su café como si nada hubiera ocurrido.

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Stiles junto con las manadas se encontraban en la mansión Hale cuando unos oficiales tocaron a su puerta, Derek frunció el ceño ante eso.

- ¿Qué necesitan? – preguntó de manera seria, estaba extrañado al no ver a Noah o Jordan.

- Buscamos a Mieczyslaw Stilinski.

Stiles salió de la casa mostrando sus manos, sabía que venía eso después de haber hablado con Monroe en la tarde.

- Mieczyslaw Stilinski, esta bajo arresto por el homicidio de Jonathan Carver. Debe guardar silencio, todo lo que diga podrá y será usado en su contra. – dijo el oficial con tristeza.

- No puedes hacer esto, él no ha cometido ningún crimen.

- Derek. No hagas nada. – dijo Stiles de manera seria mientras lo subían a la patrulla.

- Él no hizo nada, de seguro fue esa perra. – dijo Isaac furioso al ver como trataban al castaño como un criminal.

- No se preocupen, Mitch no estará mucho tiempo tras las rejas. – les dijo Jackson mientras tomaba su chaqueta y salía de la mansión.

- Confiemos en él. – dijo Derek tratando de no correr y arrancarle la garganta a esa mujer.

- Vamos, sobrino. Tenemos que ir a la comisaría. – le dijo Peter.

- Quédense aquí, los llamaremos si ocurre algo. – les dijo Derek a los demás que asintieron. 

¿Quién es Mitch Rapp?Where stories live. Discover now