Rengoku y Tomioka eran pareja, una pareja que se amaban mucho a decir verdad... Quien diría que por un poco de alcohol uno de ellos cometería un grave error, el cual sería cosa más que suficiente para dar por terminada su relación.
Es interesante lo...
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—Una fiesta? –pregunto el rubio–
¡Siii!, ¡Uzui-san la organizo, será en una finca que compro hace tiempo! Y Yo iré con shinobu!–grito contenta Mitsuri, la cual tenía un sonrojo por la idea de estar junto a la peli negra– ¿Y supongo que tu irás con Tomioka-San? –pregunto haciendose una de sus trenzas–
–No creo poder ir –
¿Mmmhh? ¡Por qué! –Grito triste haciendo un puchero–
–Mitsuri...Estoy enfermo, y tu me viniste a cuidar..–dijo con obviedad–
–A-.... verdad, lo siento mucho Rengoku-San –dijo sonriendo avergonzada
–No pasa nada, ¡ya te conozco y estoy acostumbrado! Después de todo fuiste mí aprendiz en su momento! –grito sonriente–
–¡Ahhhh, Rengoku-San! Lo quiero tanto! –grito para abrazar al rubio–
–¡Yo igual! –dijo para corresponder el abrazo– pero creo que no me deberías abrazar tanto, te podría pegar el resfrío–
–¡Ahh, cierto! –dijo separándose rápidamente de Rengoku– Jejeje no me malinterpretes por separarme de ti, porque se que antes te abrazaba aún cuando estábas enfermo... Pero quiero estar bien para poder salir con Shinobu-San.... –dijo mientras jugaba con su cabello–
–No te preocupes, lo entiendo. Después de todo es tu enamorada. –
Ante esto la cara de Mitsuri se coloreo de un color rojo y se callo de espalda.
¿¡Mitsuri!? –Grito preocupado–
. . . [En otra parte] . . .
–¡¿Donde esta Mitsuri?! –Se pregunto exaltado iguro–
–¡Cálmate iguro! –grito Sanemi tomándolo de ambos hombros para sacudirlo fuertemente–
–¡Ahh! ¿¡Cómo quieres que me calme!? Se suponía que ella me ayudaría en invitar a Muichiro a la fiesta! –Grito mientras se salía del agarre y empezaba a caminar en círculos–
–¿Por qué no lo haces tu? Pfft- Necesitas ayuda de una mujer? –dijo con un tono de burla–
–Mira quién lo dice, el que deja mandar por una, y su nombre es Kanae Kocho –dijo dándole una mirada retadora–
–..¡Cállate! ¡Yo no me dejó mandar por nadie, y mucho menos por Kanae! –
–¿A si? –se escucho una tercera voz, a lo cual Sanemi se congelo en su lugar–
–K-Kanae –dijo Sanemi temblando–
–¿Con que no te dejas mandar por ninguna mujer, y mucho menos por mí? –dijo sería con una ceja alzada–
–Kanae- –
–No, no quiero escuchar tus excusas Shinazugawa Sanemi. –Ante esto el peli blanco se quedó helado, no sabía por qué, pero que Kanae lo llamara por su apellido no creía que significaba nada bueno.–
