18: ᴇʟᴏʀᴀ

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Apenas llegamos a la casa de los abuelos de Venus y él tocó la puerta, se escucharon pasos apresurados desde dentro que corrían en dirección a la misma para abrirla y cuando lo hizo, una pequeña de ojos azules y cabello rizado pasó zumbando a mi lado para lanzarse a los brazos de su hermano mayor.

—¡Venus! —chilló ella en el aire.

—¡Hola, Elora! ¿Cómo estás?

—¡Muy bien! Adrián me llevó a comer helado ayer y luego el abuelo y la abuela pidieron pizza para cenar —contó ella, emocionada, sin darse cuenta que al mencionar a su otro hermano Venus se había tensado casi imperceptiblemente durante algunos segundos.

—Y... ¿él sigue aquí? —preguntó, dudoso.

—No, la abuela le pidió que fuera al supermercado para comprar algunas cosas. —El alivio de Venus fue instantáneo, y casi soltó un suspiro pero se contuvo.

—Genial. —Él alzó los ojos y me miró. Elora había pasado tan de prisa al salir que no me había notado, pues yo estaba a un lado de la puerta y al subir a los brazos de Venus había quedado de espaldas a mí.

Pude notar que Venus quería presentarme a su hermana, pero antes de hacerlo acercó sus labios a los oídos de ella y le susurró algo que no alcancé a escuchar.

La pequeña emitió un pequeño chillido que quedó ahogado en su garganta, pero no se giró en mi dirección, y enseguida Venus se apresuró a seguirle diciendo cosas, hasta que al fin, luego de casi un minuto, él se giró de forma que Elora quedara de frente a mí.

Debido a que seguía en los brazos de él, ella quedó casi a mi altura. Cabizbaja, trataba de ocultar su rostro con el cabello, tímida, pero aun así me miró durante algunos segundos.

—Elora, ella es Odette. Es mi amiga —le dijo Venus suavemente y trató de que dejara de cubrirse el rostro, pero ella se mantuvo reacia y no lo hizo.

—Voy con los abuelos. —Y luego de eso me dio una última mirada para luego bajar de los brazos de él y salir disparada hacia dentro de la casa.

Venus me miró.

—Es tímida, ¿eh? —solté.

—Ah, algo así, le cuesta hablar con las personas nuevas. Pero solo espera a conocerla, es adorable.

Venus se adentró a la casa tras Elora, y me indicó que lo siguiera.

Atravesamos la sala y la cocina, hasta llegar al patio trasero. Allí estaban dos personas, un hombre y una mujer algo mayores estaban sentados en dos sillas bajo un árbol que les brindaba su sombra.

Ellos ya miraban en nuestra dirección y parecieron sorprenderse un poco al verme llegar junto a Venus.

Él nos guio hasta ellos y al llegar allí me presentó.

En la ventana equivocadaWhere stories live. Discover now