Capítulo 6

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Los personajes de Naruto no me pertenecen, sin embargo, la historia sí.

No se permiten copias ni adaptaciones o cualquier cosa similar.

⚠️Advertencias:

-Contenido +18

-Escenas subidas de tono

-Contenido Yaoi (boyxboy)

-Actualizaciones lentas.

Naruto observó a la niña frente a él, no tenía más de diez años y aunque su mente le gritaba que era la niña apostada días antes por el degenerado de su padre, se negaba a creerlo

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Naruto observó a la niña frente a él, no tenía más de diez años y aunque su mente le gritaba que era la niña apostada días antes por el degenerado de su padre, se negaba a creerlo. "El Cuervo" no podía ser tan complaciente, ¿o sí? La niña había llegado en la mañana a despertarle y casi ordenarle que tomara una ducha y se vistiera, luego, ¡finalmente!, lo llevó a recorrer la instancia sin restricción alguna.

Se sentía observado, si, pero algo era algo y él tomaría esa libertad como agua en medio del desierto. Puso su atención en los guardias que andaban en el lugar y sus horarios, sin embargo, aquello no era confiable porque no tenía evidencia alguna de que las cosas siempre iban a ser de esa manera; además, el terreno era demasiado grande, peligroso y agreste. No podría escapar de ahí sin ayuda. Y la única ayuda con la que contaba era con la de su carcelero sexy y peligroso.

-El Axe dice que te espera para almorzar a las doce, ni más ni menos. No llegues tarde.

La voz de la niña lo atrajo de nuevo a su realidad y él cerró el libro que había estado tratando de leer desde hacía un par de horas, ella lo miró con sus grandes y desafiantes ojos negros como esperando por su contestación. Naruto asintió levemente y observó el reloj en su teléfono móvil, eran las 11 y media. Su teléfono se sentía pesado, Neji había escrito varios mensajes y cientos de llamadas parpadeaban como un mal agüero, pero él no se había animado a contestar porque estaba más sorprendido por el hecho de que "El Cuervo" le hubiera entregado la mayor parte de sus cosas.

Tenía acceso a internet, a sus ropas, a su computadora y a los archivos físicos de diversos casos. Causas pequeñas y grandes. Las notas y apreciaciones que hizo también estaban en su poder y los nombres de las chicas asesinadas brillaron en rojo en el blanco papel. Los números 2 6 10 14 le hicieron recordar que si estaba en lo correcto, el asesino no había terminado por ese año y más víctimas iban a aparecer en diciembre. Faltaban cuatro chicas más. Chicas que Hinata no había podido encontrar aún ya que eran demasiadas y los registros policiales estaban desactualizados.

Tenía diez chicas que estaban potencialmente en las manos del asesino, seis podían estar bien, pero cuatro morirían a manos de ese criminal. No. No era solo un criminal, él estaba seguro de que eran un grupo organizado que cazaba a las víctimas en un juego como había dicho Itachi la noche anterior, necesitaban un terreno amplio y privado y en definitiva, la complicidad de las autoridades. Quizás había hombres poderosos ahí, hombres que probablemente dirigían el país.

El hacha del cuervo (ItaNaru)Where stories live. Discover now