En todas partes y en ninguna

3 0 0
                                    

20 de septiembre de 2021

Querido Elías,

Nunca escribí una carta, aunque, ¿cuentan los correos electrónicos? De cualquier manera, siento que volví a la época medieval, ¡y no te burles de mí! Escucho tu risa desde aquí. Entiende, lo mío es lo digital, pero aun así, me encantó recibir tu carta. La enviaste el 30 de agosto y la estoy recibiendo el 20 de septiembre, no sabía que el correo postal es tan eficiente.

Me alivia saber que te gusta el monasterio. Temía que los monjes te hicieran bullying porque no sabes afeitarte, roncas en la noche y tienes un olor muy fuerte... me alegra saber que te va bien a pesar de eso. Pero, es en serio, escúchame o léeme, tienes que afeitarte como te dije, y no digas que solo yo sé afeitarte, no pongas más excusas y hazlo, te regalé un kit de tijeras por algo. Evidentemente ese regalo de navidad fue una indirecta. Tampoco olvides rociarte el perfume que te regalé en San Valentín, esa también fue una indirecta. Y pues, respecto a tus ronquidos, tienes que dormir de costado, hacia la izquierda. Hazme caso, me preocupa que no hagas amigos.

Lamento parecer mandona, pero en serio estoy preocupada por ti.

Hace mucho que no estábamos tanto tiempo lejos, y pues, hasta hace poco más de un año, antes de la pandemia, estuve muchos años lejos de ti. Espero con ansias tu regreso. No quiero que te preocupes, pero necesito abrazarte. ¿Ves? Si hubiera recepción donde estás, podríamos tener una vídeollamada y abrazarnos como solo nosotros sabemos hacerlo... con una mirada.

Te alegrará saber que me estoy preparando para los desfiles de esta temporada. La colección de otoño saldrá pronto ¡y es hermosa! Espero que puedas volver a tiempo para verme desfilar. Gokú te extraña tanto como yo. Mueve su colita y salta sin parar cuando digo tu nombre. Entre otras noticias, recientemente descubrí lo maravilloso que es sentir el calor del atardecer. ¿Lo has experimentado alguna vez? Lo sé, parece tonto, pero, honestamente, se siente como uno de tus abrazos.

Sé que estás bien, Elías, me lo dices en tu carta, pero no sé por qué, tus palabras me dejan con la sensación de que un reporte del clima y lo incómodo que son las camas, no es precisamente lo que querías decirme...

Ya hemos hablado de esto. No ahogues tus palabras conmigo.

Con amor, Salomé

La carta que nunca te enviéWhere stories live. Discover now