Capítulo 8: "Confía en el proceso"

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POV Mar

Cuando desperté por la mañana, sentí un peso nuevo sobre mi cuerpo, también sentí suspiros sobre mi piel.

Amaia seguía dormida, totalmente enredada a mí. En la cama de enfrente Laura estaba tan serena y relajada en su sueño, abrazada a Lexa. No quería moverme, ni hacer ruido. La rubia tardó demasiado en dormirse como para levantarla tan temprano. Cerré de nuevo los ojos intentando conciliar el sueño otra vez.

Bien Mar, tienes que dormir, es fácil, lo haces todo el tiempo.

Tal vez si cuento me vuelva a dormir.

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12... ya me aburrí.

Que bonitas pestañas tiene Amaia ¿se pondrá aceite de almendras o las tiene naturalmente así?

Que tierna se ve durmiendo, joder, pero bueno, solo tengo un pequeño crush con ella. Nada importante.

Es rubia natural porque no veo ninguna raíz en su cabello. Significa que podríamos tener hijos rubios. Si ella decidiera tener el bebé y buscáramos un donador rubio, tendría un rubito o rubita corriendo por la casa, jo. Le enseñaría a dibujar, le compraría unas minis Dr. Martens y la disfrazaría de Finn, mientras Amaia va de Adora y yo de Catra.

—¿Quieres que me mueva? —escuche una voz ronca que me saco de mi mente.

—¿Eh? —bajé la mirada y me encontré con los ojos verdes de Amaia entrecerrados.

—¿No te molesto? —pregunto.

¿Que si molestaba? Quédate a vivir aquí, si así lo quieres rubia.

—No, iba a volver a dormir, es temprano aún y no te quiero molestar —empecé a dejar caricias en su cabello, al parecer le gustaban porque cada vez que pasaba mi mano sobre su cabello, cerraba los ojos por un momento.

—¿Tienes horarios para molestarme? —me pregunto.

Joder su voz por la mañana, así ronca, en susurros.

Llamen a la ambulancia.

—Si, y entro a mi turno hasta las diez, así que duerme más rubia —me acomode más entre las sábanas sin soltarla.

—Está bien.

Ambas nos quedamos dormidas y despertamos en unas horas más con los gritos de Farah.

—¡Es hora de entrenar bitches! —gritaba con un micrófono con bocina incluida.

Maldito sea el día en que se compró esa arma de tortura.

—¡Levanten el culo de la cama!

Nos removimos entre las sábanas, suspirando y quejándonos.

—¡Arriba! —se acercó a la cama de Laura y levantó el cobertor—¡Buenos días, alegría! ¡Buenos días, señor sol!

—Joder Farah, hace frío coño —se quejó Laura sintiendo el frío mañanero del norte.

—Eres un grano en el culo —le dije.

—¿Por qué si son amiguísimas no durmieron las tres juntas? ¿Haces diferencias con tus amigas Mar? —pregunto Farah notando el cuerpo de Amaia a mi lado.

—No cabemos las tres en una cama.

Durante el desayuno, la mamá de Laura le llamo para avisarle que vendrían por ella para irse juntos a Málaga, al parecer se sentían más tranquilos con su hija en casa.

Entrenamos todos juntos y era la primera vez que Amaia veía a otra persona que no fuera a mí o Laura entrenado con magia.

—¡Ramiro deja de intentar meterte en mi cabeza mientras peleamos! —exigía Pedro.

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