La sombra y el sol

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Cuentan que una de las mayores atracciones de Corinto era ir a visitar a un sabio: Diógenes. Se caracterizaba este sabio por su austeridad y la búsqueda de la felicidad prescindiendo de aquello que fuera externo a él, salvo lo estrictamente necesario (que en él era lo mínimo).

Caminaba descalzo cubierto y vivía en una tinaja o tonel. No obstante, nadie tenía duda de que se trataba, no solo de un personaje singular y llamativo, sino de un iluminado, y muchos lo seguían y escuchaban sus sabias palabras.

Así, cuando el gran conquistador Alejandro Magno llegó a Corinto, fue a visitar los templos más hermosos, pero también quiso conocer a aquel sabio de quien tan bien había oído hablar.

Llegó hasta él, se asomó a su tinaja, y dijo:

—Diógenes, he oído hablar de ti, y tienes ante ti al gran Alejandro Magno. Dime qué necesitas, ¿hay algo en lo que pueda ayudarte?

—Sí, por favor, apártate que me tapas el sol.

Cuentos filosóficos anónimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora