Capítulo 22

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-¿De verdad Debram?. - pregunto asqueada.

-Claro que no - ríe - es divertido ver tu rostro espantado.

No entiendo su sarcasmo. Debram se quita de en medio de mis piernas para luego acercarse a mí y desatarme, tira de las cintas las que por cierto me dejaron marcas y me masajea las muñecas.

-Lo siento tanto. - dice mirándome directamente a los ojos con un ligero toque de arrepentimiento.

Me causa rabia, ¿lamentarlo? ¡Ja!, que no me haga reír. Está claro que este tipo de palabras no están en su vocabulario.

-Vamos preciosa, tengo algo para ti. - me toma de la mano para ayudarme a bajar de la cama.

Me apoyo en él ya que me flaquean las piernas, debe ser por lo que acaba de suceder ¿no?.

Aun así no me gusta tocarlo pero estoy obligada hacerlo. Debram me conduce lentamente a un enorme baño lleno de velas aromatizadas, pétalos de rosas en el piso que forman un camino hacia la gran tina de baño circular que está llena de burbujas. Muy romántico para un hombre como él.

-Vamos a darte un cálido baño pequeña. - anuncia.

¿De verdad?.

Me quedo inmóvil, incapaz de obedecer.

-Avanza Gema. - Su voz es suave pero yo sigo sin reaccionar.

¿Acaso esto es una forma de disculparse?.

-Gema, mi paciencia no es abundante.

Mi respiración se acelera al sentir como mi mano es apretada por la suya.

-¡Que camines de una maldita vez Gema!. - grita enojado.

No se de donde saco valentía para seguir con mi postura.

Debram me toca del cabello y termino cayendo al suelo, él me lleva arrastras hasta la tina de baño y me mete a el de golpe, cayendo sentada.

-Cuando te digo algo, ¡tienes que obedecer hija de la grandísima puta!. - espeta realmente furioso.

Me toma nuevamente del cabello y esta vez introduce mi cara por completo a la tina logrando que patalee para que me deje salir de esta y poder respirar.

¿Acaso va a matarme en esta tina?.

Como dejar que lo haga si mi cuerpo por instinto se aferra a la vida. Clavo mis uñas en su brazo lastimando lo y por ende él me suela.

Me levanto rápidamente a tomar aire.

-Mierda. - se queja.

Me tallo los ojos intentando recuperar la visión clara ya que apenas puedo ver lo que hay a mi alrededor.

-Bien pequeña arpía, parece que te gusta siempre darme la contraria y ganarte buenos golpes ¿no?. - dice sarcástico.

Maldito estúpido.

-Mátame. Ya no tengo nada que perder Debram, prefiero morir. - mi voz ya no tienes ninguna calidez.

-Morirás cuando yo lo decida. Además planeó primero tener hijos contigo y después puedes morir en paz. - ríe.

-¿Hijos? ¿Porqué hijos?. No quiero tenerlos y mucho menos con alguien como tú. Una persona tan asquerosa e inmoral. - aprieto los dientes furiosa.

No puedo creer que encima de apartarme de mi familia, matarla y abusar de mí, también quiera hijos. No quiero llevar tal condena en mi corazón por procrear vida con un monstruo.

-Eres desagradable Debram. Serias peor padre que Damián. - lo ataco sin pensármelo dos veces, no me importa lo que haga con mi cuerpo, solo quiero que me mate para que acabe esta maldita pesadilla de una vez. 

-¡No hables así de mi padre perra!. - grita nuevamente para acercarse a mi y abofetearme. 

-Te odio Debram, te odio, te odio, ¡Te odio!. - grito desde lo más profundo de mi corazón. 

(...)

Dos días después...  

-¡Levántate de una buena vez Gema!. - gritan detrás de la puerta de mi habitación.

Acto seguido el pomo de la puerta es tirada con varios balazos seguidos. Mi cuerpo tiembla de miedo ya que al parecer Debram está de muy mal humor el día de hoy. 

Trago saliva.

-¿Qué haces metida en la cama Gema?. - pregunta mientras se acerca lentamente a mí. 

-No tengo hambre. - respondo con nerviosismo. 

-¿Así?. Pues  ya llevas dos días sin comer y si continuas con ese berrinche te vas a enfermar. Por lo tanto será mejor que bajes a desayunar esposa joven o esto se va a tornar oscuro. - ordena furioso mientras me lanza su típica mirada penetrante dándome a saber que él es quien manda aquí. 

-Ya es oscuro con el simple hecho de ser tu estúpida esposa. Es mucho mejor estar muerta Debram, ya me quitaste mi libertad y mi familia. Todo esta perdido, así que prefiero morir. - mi voz es desafiante y mi corazón decide rebelarse.  

-¿Cuantas veces te tengo que repetir?, yo seré quien decida cuando morirás. Y como ahora no se me antoja quitarte la puta existencia, bajaras a comer Gema o te llevare al comedor por la fuerza. 

-No quiero comer. 

-Baja Gema.

-¡Qué no quiero!.

-¡Qué bajes te digo!. - es entonces que él explota en furia. 

Una de sus manos toma mi pelo y me obliga a bajar de la cama.

-Vas a comer, porque vas a comer. - murmura. 

Salimos de mi habitación rápidamente para ir hacia las escaleras. Debram suela mi cabello y toma mi brazo tan fuerte que me lastima, pero está claro que eso es lo que menos le importa a un ser tan cruel como él. 

Luego de bajar el ultimo escalón vamos directamente al comedor, y ¡vaya sorpresa! esta toda la familia Russo completa. 

-¿De verdad Debram? traer a la marginal a desayunar con la llegada de la abuela sabiendo lo que le hizo aquel día. - dice la maldita adoptada. 

Debram decide responderle tirando un balazo a uno de los mayordomos que se encuentra cera de Mia, hiriéndolo en el brazo. Pero como es de esperarse nadie se alarma a excepción del resto de los empleados que van a auxiliarlo. 

Mia me observa furiosa, puedo apostar que tiene fuego en sus ojos y que realmente es hija del mismo satanás. 

-Deberías ser más amable con la esposa de nuestro hermano Mia. - sale en defensa Matteo. 

Y pensar que si no fuera un asesino y violador podría creer que solo intenta que lleve una vida tranquila en esta familia llena de personas repugnantes, sin corazón ni razón alguna. Pero por desgracia es uno más de ellos. 

Debram me obliga a sentarme junto a él, la comida ya está servida. Mi estomago da un vuelco con tan solo verla, quiero salir de aquí es todo lo que deseo. 

-Come Gema, por favor. - susurra muy cerca de mi oído. 

-Pero no tengo hambre. - respondo sin siquiera tomar los cubiertos.

-De acuerdo querida mía, me obligas hacer algo que no quiero. - sus ojos se plantan en mi y el miedo recorre ligeramente mi cuerpo.

Ay Dios, ¿ahora que planea hacer conmigo?. 

La esposa jovenWhere stories live. Discover now