Capítulo once.

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Leah.

Los ojos me pesaban más de lo que quería admitir esta vez. me sentía como un sueño fuerte del cual me iba a ser muy difícil despertar, mis pies y mis brazos se sentían como si estuvieran atados, incapaces de moverse ni de flexionarse.

No podía hablar, no me podía mover, no estaba muy segura de si estaba existiendo en este momento. Lo único que sentía, era paz. Una paz que no había logrado experimentar durante los últimos años, no tenía preocupaciones en este momento, todo lo malo se lo había llevado el viento que ahora azotaba contra mi rostro.

Sentía mi cuerpo liviano, más de lo usual mente. Mi cuerpo se sentía flácido, como si no estuviera en esta dimensión real todo fuera parte de un horrible sueño, ojalá pudiera ser de esa forma. Ojalá todo esto hubiera sido una pesadilla y no una tormentosa realidad que me perseguía, pero la suerte estaba de mi lado. Nunca lo estuvo realmente.

—Dime qué demonios es lo que sucede.

—Ella debería despertar.

Las voces lejanas no me permitían seguir con mi paz, a la lejanía podía escuchar muchas voces, pero no poder interpretar lo que me estaban diciendo, o lo que estaban hablando entre ellas. No podía recordar lo último que había sucedido, no podía entender porque me he encontrado en este momento en esta posición, con los brazos y las piernas sin poder moverla, sintiendo esta paz tan inmensa que no me dejaba respirar.

No podia ni siqueira recordar la ultima vez que me había sentido de esta manera. O tal vez sí.

Cuatro años atrás me había sentido de esta forma.

«Leah...» Escuchaba a lo lejos, escuchaba muchas veces mi nombre siendo repetido por distintas tonalidades de voz, pero simplemente no podía y no quería responder, no deseaba que me sacaran de la paz en la que estaba este momento. No quería volver, no quería seguir luchando ni enfrentarme a la verdad.

Pero una parte de mí sabía que tarde o temprano lo haría.

Puede mover mis dedos finalmente, y todo lo demás dejó de existir, todo lo bueno y la paz se había esfumado en cuestión de segundos cuando logré por fin abrír mis ojos y ver la realidad en la que estaba en este momento, la horrible realidad en la que estaba.

—No...—susurré.

Aún no podía mover correctamente las piernas, pero el que si podía moverse y alocarse era de mi corazón. Estaba desenfrenado, por un momento pensé que iba necesitar un calmante, observe rápidamente a mis lados sin poder creer en la mierda la que estaba metida.

Habían dos oficiales con dos chapas que yo conocía perfectamente bien, con esa maldita y puta insignia que me había jodido la vida, a mí y a mi familia. Con ese puto rostro tenía ahora frente a mí, el rostro el hombre que más odio en este mundo, el rostro del diablo.

—¿Qué mierda has hecho?—le susurré.

El hombre del que le había profesado mi odio durante tantos años le hizo una seña a sus dos agentes, seguramente para que estos salieran de la habitación. Y así lo hicieron.

Mi vista ya no era nublosa, y pude recobrar mejor los sentidos, un fuerte dolor de cabeza se incrementó con cada segundo que pasaba, no sabía si tenía que ver algo con la presencia de Cameron, o con el último episodio que podía recordar antes de seguramente desmayado.

Reserve la habitación, Blanca como ninguna y con insignas de la CLEA por todo sitio, mi estómago se contrajo y las ganas de vomitar aumentaron con cada paso que Cameron daba hacia mi.

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⏰ Last updated: Jun 05, 2022 ⏰

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CRUEL llWhere stories live. Discover now