Sin Roxana.

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Llegue después de almorzar y hablar un poco con Violette, me pare frente a mi puerta, escuche el ruido de la música y de las tres hablar, miré al suelo, "Ojala que funcioné" pensé antes de abrir la puerta, la conversación paró casi de inmediato.

Seguía con la mirada en el suelo mientras cerraba la puerta, me volteé para ver a las gemelas y a Rae, estaban hablando en la sala, con la televisión prendida, en un canal de música, que explicaba el ruido.

—Jane, íbamos a poner carteles con tu foto en la calle, llamamos a la policía para reportar tu secuestro, pero dijeron eso de las... ¿24 o 48 horas? No lo recuerdo— comentó Carmen tratando de ocultar su molestia con su "gracioso" comentario, Clara se levantó y se acercó a verme,  entrecerró los ojos, como si intentará ver algo más.

—Lo importante es que ya estás aquí, cuéntanos cómo te fue con Violette— me dijo guiándome hasta la mesa de la cocina, casi me obligo a sentarme en una de las sillas, Rae  solo me miró de reojo y miró otra vez a Carmen, que se acercaba detrás de su hermana — ¿A dónde fueron?

Casi lo olvidaba, las gemelas no simpatizaban mucho con Violette, por algo que había sucedido antes de que las conociera, aunque nunca entendí bien que sucedió, y yo no soy mucho de preguntarles sobre sus asuntos personales.

— A un restaurante cerca del estudio— respondí, deseando tener algo más en que distraerme, pero la mesa estaba vacía, las gemelas se miraron y soplaron al darse cuenta de que no les diría mucho.

— Sería mejor que hables— dijo Clara, Rae se levantó del sillón y caminó  hasta apoyarse en una pared, la seguí con la mirada en todo el transcurso de su camino, por lo que no llegue a darme cuenta de lo que hacían las gemelas, Carmen inclinó  mi silla hacía atrás, me agarre del asiento, aferrándome a mi única oportunidad de no caerme, mientras Clara me apuntaba con una linterna en los ojos.

—  ¿Qué demonios hacen?— les pregunte casi a gritos, temía caerme al suelo, Carmen inclinó más la silla, logrando que soltará un grito aterrado, pero estaban serias, no hubo rastro de que querían reírse — ¿Podrían actuar como la gente normal?

—Aquí quienes hacen las preguntas somos nosotras— me amenazó Carmen, cerré los ojos esperando que la próxima vez que inclinara la silla estaría en el suelo —Así que dinos ¿Qué hicieron tú y Violette?

— Robamos un banco y luego gastamos el dinero en comprar una isla— dije con sarcasmo, vi fruncir el ceño a las gemelas y me arrepentí de haber usado el sarcasmo con ellas —solo comimos y hablamos un rato— conteste rápidamente, antes de que me hicieran algo que lamentaría por siempre.

— ¿Sobre qué?— preguntó Clara, más curiosa que molesta, suspiré y me estiré tratando de tomar el borde de la mesa, me sentía incomoda en esta posición, para mi buena suerte Clara ya había bajado la linterna y ya no la tenía en mi rostro.

— ¿Podrían bajarme?— pregunté estirando un brazo al borde de la mesa, temía caerme era muy probable que terminara en el suelo y no quería que eso pasara.

—No hasta que confieses que fuiste tú quién mató al presidente Kennedy— bromeó Carmen, fingiendo una seriedad que no le quedaba nada bien, puse los ojos en blanco, otra vez estaban con sus bromas.

Clara puso una mano en mi hombro, jalándome para poner la silla en su lugar, suspire por el alivio que me causaba otra vez poder tocar el piso con mis pies.

—Ya la tenía, estaba a punto de confesar— reclamó Carmen, cuando me había levantado, Clara negó con la cabeza, con esa dulzura que tiene cuando no sigue a su hermana en sus locuras.

Avance hasta dónde estaba Rae, le sonreí, no podía evitarlo cuando estaba a su lado, me sentía feliz, tranquila, ella desvió la mirada hacia otro lado, no había olvidado el beso aún.

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