5. Licantropia. (Snupin)

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Lo amaba demasiado y eso no se podía negar, eran el uno para el otro pero cometieron un pequeño error.
Un error garrafal a estas alturas, todo podía haberse evitado.
Nada debió salir así, debieron decirle a sus amigos.
Todo empezó en pociones, debían formar parejas para una poción, para la poción de la verdad, este tenía distintos efectos, cuando terminaron hubo un error, el vapor de la poción era demasiado fuerte, no pensaban lo que decían, era gracias a la maldita poción, habían hecho algo mal, algo que resultó en una declaración muy calmada y silenciosa.
Lupin había confesado que le gustaba Severus, lo dijo con calma y tranquilo, nadie se alarmó y nadie sabría de su conversación.
—Me gusta como te concentras en pociones, las pequeñas expresiones que haces cuando una poción sale bien, eres perfecto, en un futuro serás un gran pocionista— un sueño que nunca se cumpliría—. Incluso podrías crear tus propias pociones, te admiro demasiado y odio no tener el valor para detener a mis amigos cuando te hacen algo...
Esa confesión no la esperaba, aunque si había notado la mirada de acosador de hace unas semanas.
—Tu... Me agradas, aparte de Lily pienso que eres... El único que vale la pena en Gryffindor.
Eso fue suficiente para Lupin, jamás podría olvidar esas palabras, así había iniciado todo, claro que sus amigos habían notado que hablaban más seguido y habían expresado su molestia con palabras demasiado crueles, terminando igual con palabras crueles.
—Oh no, ese grasiento te esta convenciendo de ser un mortifago, debemos ayudarte, esa maldita serpiente ya te inyectó con su veneno.
Esas habían sido las palabras de Sirius cuando había querido defender a Severus de los comentarios de sus amigos.
Tal vez por eso no dijeron nada, si, por eso no dijeron nada.
Recordaba la vez que fueron a Hogsmeade y se encontraron solos en una librería, hablaron de libros obviamente, compartieron ideas y sus gustos sobre los libros de encantamientos y algunas novelas Muggles, esa vez habían decidido ser más cercanos, hablar de cosas del pasado, como sus libros favoritos de niños, o sus juegos favoritos antes de Hogwarts.
—Nunca entendí como barajan las cartas, incluso ahora no puedo hacerlo...— Remus compartió esa inquietud, siempre se sorprendía de lo bien que su mamá barajaba las cartas cuando iba con sus amigas.
—Yo tampoco... Y tampoco puedo entender por que las plantas muggles se mueren cuando las cortas en luna llena— luna llena... Era bastante conflictivo y curioso el hecho de las plantas.
Remus recordaba cada día que se reunieron, cada escapada a la sala de menesteres, una vez encontró ahí a Severus escapando de sus amigos, escapando se Sirius y James, lo había visto invocar la sala, no sabía a donde correr y tuvo que pasar tres veces por ese pasillo y una puerta se abrió, con suerte ese par no lo vio pero Remus si, cuando se fueron este entró con un libro nuevo para Severus, debía disculparse por sus amigos.
—Severus— llamó entrando, el mencionado estaba asustado, algo que no mostraba a nadie, estaba en el suelo abrazando sus rodillas y pensando por qué tenía esa vida—. Severus... Lamento eso, ellos... Yo.. Trate de persuadirlos pero son demasiado tercos, lo siento, acepta esto como disculpa.
Tendió el libro frente a Severus y este solo evitó su mirada, no quería que lo vieran así.
—No tienes que disculparte por ellos, tu no hiciste nada— exacto, no hacía nada, nunca hacía nada, era prefecto y no hacía nada—. Gracias— aceptó el libro y le hizo un ademán para que se sentara a su lado.
Era el único consuelo que podía tener, el único amigo que podía entenderlo pues Lily ultimamente defendía demasiado al par de idiotas, esa tarde compartieron más que de costumbre, esa tarde se dieron su primer beso y dio inicio una relación, una relación que por desgracia mantenian en secreto.
Recordaba las tardes precedentes a la luna llena, Severus había empezado a sospechar al segundo mes, siempre en luna llena, desde que habían empezado una relación se veían una hora al día todas las tardes, era un tiempo maravilloso, hasta el quinto mes, Severus había pedido hablar con él por más tiempo para preguntar, y era demasiado inteligente como para no notarlo.
Considerando su edad hormonal-adolescente también empezó a sospechar porque Remus siempre detenía las muestras de amor antes de volverse intensas argumentando que debían calamerse.
—Dime qué sucede, puedo entender que no estés listo, somos demasiado jovenes pero... Siempre me detienes en este punto, además... Nunca vienes en luna llena— habló Severus bajando del regazo de Remus, sabía la respuesta pero quería que Lupin tuviera la confianza de decírselo.
—Yo... No... No quiero perder el control, podría hacerte daño y no quiero hacerlo...— trató de evitar el tema, y si temía perder el control, pensaba en que tal vez lo mordería en un ataque de lujuria o le haría demasiado daño y no quería pasarle esa maldición, no a Severus—. Yo... Te amo demasiado y no quiero... No quiero que seas como yo si me descontrolo.
—¿Cómo tu?— preguntó, no quería presionar—. No soy tan delicado, Lupin, sé que la primera vez duele pero no es para tanto.
Esa ironía calmaba un poco las inseguridades de Remus, le hacían respirar con calma ante distintas dificultades.
—Es que yo... Soy un hombre lobo y no quiero morderte por error, no... No podría pasarte esta enfermedad... No podría vivir con esa culpa.
—Lo sabía Black y Potter te contagiaron su estupidez —comento Severus antes de volver a subirse en el regazo de Remus, al parecer le había valido un pepino las inseguridades de su novio—. Confio en ti Remus, sé que no me harás daño...— susurro en su oido antes de besar el cuello del hombre lobo, un punto debil que había aprovechado demasiado bien.
Esa fue su primera vez, había disfrutado demasiado del placer y el amor que le daba Severus.
Luego de eso las cosas se volvieron más cercanas entre ellos, cercanas y discretas pues sus amigos no sospechaban nada.
Solo faltaba cinco meses para terminar sus estudios.
Habían sido pareja por un año, sus amigos parecían madurar, ya no molestaban tanto a Severus.
Todo estaba bien, ¿qué pudo salir mal?
No pudo entenderlo, y se odiaba por eso, se odiaba más qué antes, odiaba su licantropía, odiaba no haberles dicho nada a sus amigos, odiaba haber mantenido en secreto a Severus, odiaba el 20 de enero, odiaba a Sirius...
Odiaba que su peor temor se haya hecho realidad.
20 enero, no podía olvidar esa fecha, no podía evitar llorar cada vez que lo recordaba...
20 de enero, era luna llena, todo estaba bien, se había despedido de Severus en la mañana antes de iniciar las clases, le había dado un beso y le había dicho con palabras dulces que se verían la mañana siguiente, le había prometido que le dirían a sus amigos que eran novios y que al salir de Hogwarts serían dos contra el mundo.
Una promesa que no pudo cumplir.
Esa noche todo salió mal, la transformación había sido violenta como cada luna llena, con sus tres amigos, un gran ciervo, una rata que lo distraía y un perro negro que jugaba con él, siempre le hacian compañía.
Esta vez no estaba canuto, había mencionado algo de ir un poco más tarde que el resto porque quería llevar algunas frazadas, sin la ayuda de canuto no pudieron contenerlo cuando se transformaba y vio algo correr fuera de la casa de los gritos.
Esa mancha negra no llegó muy lejos, no salió de la casa de los gritos, aunque el ciervo trató de empujarlo y detenerlo del ataque no lo logro, esa mancha negra y humanoide ahora era roja, y más roja.
Había perdido el control, no debía haber humanos ahí, nunca en sus siete años en la escuela había un humano, nunca.
Y se odiaba por no reconocerlo.
Sirius había atrapado a Severus y lo había llevado a la casa de los gritos, una última broma personal antes de terminar la escuela, "una broma inocente".
Severus estaba perdido, desorientado cuando llegó a la casa de los gritos, podía escuchar gimoteos de dolor, así que ese perro negro era Black, no tuvo tiempo de pensar en nada más cuando tuvo frente al hombre lobo, pelaje castaño claro, debía ser Remus, un Remus descontrolado y con sed de sangre, sabía lo que le esperaba, corrió por su vida lo más que pudo, cuando se supo acorralado se rindió.
Iba a morir, lo sabía muy bien, no había escapatoria ni con la ayuda del ciervo o la rata, no pudo, no tenia su varita tampoco, entonces lo supo.
—Te amo Remus.
Fueron sus últimas palabras, sabía que Remus no podía escucharlo pero pudo ver la mirada sabia y comprensiva de Remus en los ojos del hombre lobo, esperaba que no recordara nada al día siguiente.
Estaba enojado, enojado con el mundo, no podía mantenerse quieto, lo único que decían del caso es que una criatura del bosque había atacado a su novio, pero no podía ser... No podía ser... Su cuerpo... Había sido él, y lo sabía, pero no sabía por qué tenía que estar en la casa de los gritos justo ese día, no había razón.
Lo único que había dicho Sirius era que seguro trataba de descubrirlos para que los expulsaran.
Quiso creer eso, pero no pudo. Trató de mantener la calma, seguir con el dolor, había sido su culpa, había matado a Severus.
—Ya Peter deja de molestar... Si lo llevé yo ¿okey? Solo quería hacerle una pequeña broma antes de terminar la escuela— escuchó, dos meses después, hablar a Peter y Sirius sobre aquella luna llena, no lo podía creer.
Si les hubieran dicho a sus amigos...
Si hubiera cuidado mejor a Severus nada de esto estaría pasando.
—¿Tu llevaste a Severus a la casa de los gritos?— intervino James asustado por la mente macabra de Sirius, no lo creía capaz de tanto, lo dicho se confirmó con un asentimiento de Black.
Remus no pudo más quería matarlo ahí mismo, lo golpeó mientras lloraba, recordaba haberle dejado las costillas rotas y el pie torcido.
Era culpa de Sirius... Severus fue ahí... No, no fue, Sirius lo llevó.
—¡Maldito desgraciado!— gritaba entre golpe y golpe—. ¡Maté a Severus por una broma tuya! ¡Maté a Severus! Severus...— rompio a llorar después de dejar medio muerto a Sirius también, sus amigos no entendían por qué se puso así.
—Basta Remus, no eras conciente, además, solo era Quejicus.
Solo era Quejicus...
Peter notó el cambio de actitud.
—No... No era solo Quejicus, era... Él y yo... Teniamos planes, llevábamos un año de relación, yo lo amaba y ahora lo he perdido... Maté al amor de mi vida por una broma de este maldito bastardo, no los quiero cerca de mi, nunca, jamás.
Al fin lo había confesado, Si tan solo les hubieran dicho antes...
Ahora todo estaba roto, Lupin vivía con el recuerdo, con cada recuerdo, lo que más temía había sucedido y no pudo superarlo jamás.
Jamás volvió a hablar con sus amigos, salvo con Peter con el que había hablado y visitado la tumba de Severus antes de la guerra, no quería meterse en ese asunto, no tenía por qué luchar.
Se alegró cuando dijeron que habían encarcelado a Sirius, lo gozó demasiado pero el dolor no se iba, nunca se fue, y ahora con todos estos años no podía olvidar su rencor, no podía olvidar a Severus, no podía olvidar ni un solo día.
No había un solo día en el que no llorara frente a la foto de un Severus sonriente en la biblioteca, era la única foto que tenía de él, y recordaba ese día.
Ese día habían ido a la biblioteca como cada fin de semana sin salidas a Hogsmeade, era una semana antes de la tragedia, le había propuesto matrimonio, no había anillo ni nada, solo libros, una pila de libros con una letra brillando en cada título: "Casate conmigo" decían las letras, sabía que amaba los libros y recordaba su respuesta, una respuesta demasiado única, demasiado Severus que lo conocia tan bien como se conocia a si mismo, una respuesta que llenó su corazón y que ahora era tan dolorosa de recordar.
—Acepto ser el chocolate de todas tus mañanas.
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Este me dolió, bueno, mi tio murio ayer y se me ocurrio esto cuando lo escuche considerando que quería hacer algo con la licantropía de Remus ya que para él esa enfermedad era tan grabe como el SIDA para nosotros los muggles.
Perdón por la tardanza. Disfrutenlo O no... No pago terapia.

One Shots HP Epoca merodeadoraWhere stories live. Discover now