Capítulo: 23

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Sus pupilas se incendiaron. Su apetito se incrementó y las ganas de follar dominaron su mente.

Embistió con rapidez en su interior empañando su agujero con su saliva. Era tan obscenamente delicioso que no le importó pensar en lo asqueroso que se veía. La manera en la que el chico gemía era tan condenadamente tierna que tendría que ser un pecado ser tan caliente y tierno.

Se comportaba tan sumisamente que por un momento se dignó a pensar que el chico era suyo.

Y cuando lo volvió a escuchar gemir sintió que no podía más.

__Ah...ah....ah....si....dios....oh...sí.

Luciendo más que un primitivo volteó el cuerpo del chico en un movimiento rápido. Tomó un condón de su cajonera más cercana y lo colocó en su carne.

Con su mano derecha jaló una almohada para colocarla debajo de su cadera. Abrió sus piernas, se alineó a él y entró de golpe.

Los ojos de Harry explotaron en llamas mientras que los de Louis comenzaron a alusinar.

Su carne se sentía tan bien siendo estrellada a la suya.

Si antes sus cuerpos se sentían calientes ahora podría decirse que se sentían como arder en la lava.

El éxtasis dominó el libido de sus cuerpos explotando el límite más alto del placer.

El interior de Harry se retorció ante la sensación que comenzaba a sentir gracias a su pequeño sueño húmedo. Su corazón bajo su pecho comenzaba a latir en descontrol mientras que su pecho subía y bajaba a una velocidad arrítmica que remarcaba su respiración.

Con su mano derecha tomó la sábana qué seguía adornando sus piernas arrugandola con fuerza en una acción de desahogo. La visión en sus sueños era clara. Tenía la imagen plasmada de unas piernas carnosas y muy bien contorneadas. Una cadera firme y tentadora que lo descontrolaba. Una cintura delineante que le quitaba el aire y unos glúteos esponjosos que se moldeaban perfectamente en sus manos.

Todo era una jugosa aventura que le volaba la cabeza.

En sus sueños apareció la figura del chico castaño moliendose sobre su andar rozando sus miembros con anhelo. Derrochaba inocencia, y lujuria pura que lo hizo volverse loco y cuando soñó a su mano azotandose contra la piel del trasero del chico una satisfactoria liberación lo asaltó despertándolo finalmente.

¿Qué mierda? Fue lo primero que pensó al ver el pequeño accidente en sus muslos.

Por si no había sido poco, la cama estaba rota y las sábanas manchadas.

¿Qué diría su madre?

Oh, cierto. El clásico regaño de niño pequeño.

Chasqueó su lengua mientras negaba con su cabeza en un semblante fastidiado.

Giró su rostro para analizar el lugar en el que estaba y cuando notó que estaba solo decidió sentarse en la misma cama. Se ceño se frunció y sus brazos fueron cruzados de manera inmediata en señal de suma molestia.

¿Dónde diablos estaba el chico?

No podía haber sido un sueño. Los resultados físicos lo demostraban. Simplemente pensó que él se había ido.

Lo había dejado.

__Ni hablar__dijo para si mismo. Hizo las sábanas a un lado mientras se levantaba de la cama rota. Esta crujió.

¿Cómo es que había llegado ahí?

Decidió no preguntar nada más. Se ocupó de arreglar el incidente de las sábanas. Ya después se encargaría de la cama.

ESTOY CALIENTE ¿ME AYUDAS?  (Larry Stylinson)Where stories live. Discover now