Capítulo 2

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Sus miradas se encontraron por un breve segundo. La mirada de Alexey era un témpano de hilo que no expresaba el más mínimo gesto de alegría o cualquier otro gesto, como amor.

Alexey le sostuvo la mirada sin titubear, intimidante. Tatiana desvió la mirada primero. Sintiéndose pequeña ante él.

—¿Se conocen?—pregunto el director.

—No la conozco—dijo en un tono frío—lo esperaré en su oficina—declaro antes de echarse andar.

Tatiana quedó muda, paralizada, ella no sabía si era por la impresión de volver a verlo después de casi cuatro años, o porque negó conocerla.

—¿Alexey?

Ella volvió a gritar mi nombre íntimamente, más la ignore y continúe con mi camino, como si ella no existiera.

 Volver a verla, renovó muchas heridas en su corazón, al igual que sed de venganza en mi interior que era evidente, más me controlaría y contaría todo lazo con ella. No permitiría que ella se introdujera nuevamente.

Alexey sé pedio de vista al entrar a la oficina, Tatiana intento ir a su encuentro para hablar con él, pero le fue imposible, sus gualdesparda bloquearon la entrada y por más que lo llamo él nunca salió.

—Ya vasta—dijo el director cansado del escándalo que estaba haciendo Tatiana.

—No escucho que no la conoce?—le recalcó—es mejor que se largue o terminaré de sacarla a patadas.

—Me pone una mano encima y serás hombre muerto—sentencio Tatiana muy segura de si misma.

El director comenzó a reír con humor.

—¿Y quien me va a matar? ¿Tú?—soltó una carcajada.

—E... —comenzó a decir, pero luego recordó que ella ya no era la elegida de aquel mafioso de mirada intensa.

—¡Váyase!, y no regrese nunca más—sentencio.

Lo haré, pero no porque usted me lo pide, sino porque no deseo estar un minuto más en este lugar—grito para que él lo escuchara.




****


Debes enterar tu pasado, Alexey es parte de tu pasado—manifestó furiosa.

Durante estos casi tres años, ella había cambiado mucho, era más independiente, ya no tenía miedo a defender sus creencias o lo que ella quería.

En todos este tiempo, no había tenido contacto con su familia. Luego de enterarse de que solo habían ido a verla cuando estaba con Az,  la destrozo y se sintió muy avergonzada consigo misma por haber defendido a su madre, cuando él siempre dijo la verdad.

Tatiana tomó la llave de su pequeño auto rojo que le había regalado la loca de su amiga, después de casarse con un multimillonario, uno de los más codiciados.

Ella había querido negarse, pero Nancy nunca aceptaba un no por respuesta.  Aquel auto, era una de las tantas imposiciones que ella aceptar. Aún no lo deseará del todo.

Por lo menos una de las dos alcanzo la felicidad, al lado de un hombre bueno que la ame verdaderamente.

Nancy se casó hace tres meses y justo hace una semana regreso de su luna de miel. Ambos habían decidido recorrer el mundo juntos y así lo hicieron hasta que Nancy se enteró de que estaba embarazada.

Tatiana entró dentro de su auto y lo puso en movimiento, a dos esquina, uno de los neumáticos estallo, tuvo que hacer maniobra con el volante para no tener un accidente, sin embargo, lo más chistoso es que Alexey se detuvo frente a ella en su limusina. 

Lo vi como él hablaba por el celular muy entretenido y sonriente. En ese momento me dieron unas ganas de... maldita sea. Que estoy haciendo.

—Está bien señora?—pregunto el chofer, muy amablemente.

—Si, solo es la llanta—digo con simpleza sin quitar la mirada de Alexey, pero el nunca volteo a mirarme.

El chofer no dijo una sola palabra más y fue al informarle a su jefe, luego regreso.

—Que dice el señor, que la llevara a casa, es tarde y es peligroso que esté sola en medio de la noche.

—Es más peligroso estar cerca de él—quiso decirle, pero prefirió reclinar del ofrecimiento.

—Dígale a su jefe, que no es su asunto, es mi problema y yo lo voy a solucionar, además, no me subo a auto de desconocidos—conteste, aun furiosa, por como me había tratado.

¡Demonios! Sé que él tiene sus razones, pero no tenía por qué humillarme en público.

—Bairo—lo llamo el mafioso.

—Si señor—dijo el chofer.

—Vámonos, estoy tarde para mi cita con Kathy—menciono el mafioso, sonando apurado.

Tatiana no supo que sintió luego de escuchar con quien tenía él una cita, lo único que fue consiente, fue de lo que dijo de repente.

—Sabe que, si voy—el chofer se quedó mudo, no sabía que había pasado, pero tampoco pregunto, sino que fue hacia la limocina y abrió la puerta para que ella entrada.

En ambiente, entre ambos era tengo. Ninguno de los dos dijo una palabra por un buen rato, hasta que Tatiana rompió con el silencio insoportable

—¿Por qué me despediste?, y  fingiste, no conocerme—reclamo de repente.

—No confió en ti—dijo seco sin mirarla.

—Es por... 

—No tengo motivos por lo que, confiar en ti, no te equivoques. Este es un negocio como cualquier otro. Saliste de mi vida hace casi tres años cuando me traicionaste, así que no hagas que me arrepienta de haberte dejado con vida—dijo, ahora mirándola directamente a los ojos.

—Podemos hablar...

—Tú y yo no tenemos nada de que hablar, hasta que yo lo decida, aún tienes una deuda conmigo y puedo cobrarla cuando se me peque la gana—sentencio.

—No me importa pagar—dijo decidida hacer su amante, ya que ella aún continuaba casada con Anthony.

Alexey sonrió con sarcasmo. Cosa que incómodo a Tatiana.

Antes de que ella pudiera pedir una explicación, el chofer aviso que ya estaban en su casa, esto sorprendió a Tatiana, por el hecho de que nunca había dado su dirección, más estaba frente a su edificio.

—¿Entonces sabes donde vivo?—pregunte con el corazón acelerado.

—No importa donde vayas, yo siempre te encontraré. Las deudas conmigo son hasta la muerte y solo escapa de mí, quien yo quiera que escape—le comunico, haciendo que la pelinegra se abalanzara sobre él.

—¿Vamos a mi departamento?, quiero morártelo-dijo con una voz inocente.

—Será otro día—manifestó. Abrió la puerta, luego le hizo una señal a su chofer para que no interviniera. Bajo del auto, lo rodeó y le abrió el puerto.

Tatiana se sintió fatal ante su indiferencia. Antes él no habría dudado un segundo en subir y hacerle el amor.

—¿Estás seguro?—cuestionó la pelinegra.

—Si—confirmó, seco.

Alexey sabía que si entraba a aquel lugar, no dudaría un segundo en hacerle el amor, por ello, era mejor prevenir. Ella lo traicionó y eso era algo que él nunca le perdonaría.

la elegida de un mafioso 2Where stories live. Discover now