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Nota: Descargar "No se va" de Morat para reproducirla cuando lo indique, gracias, disfruten de este penúltimo capítulo.

Su suspiro fue lo único que se escuchó entre el silencio de aquel apartamento a las cinco de la mañana, mientras iba en busca de su café. Llevaba un pijama blanco de rayas azules con estampado de corazones, holgado y cómodo, con los ojos lagañosos y el pelo desaliñado. El día anterior había sido completamente agotador y, entre la filmación de algunas escenas del drama en el cual ocupaba un personaje secundario y los trabajos que tuvo que terminar para la universidad, estaba exhausto. No se quejaba, pues en el momento exacto en el que firmó el contrato supo que no sería nada fácil llevar ambas cosas al mismo tiempo, mas lo estaba haciendo bastante bien a pesar de todo.

Mientras esperaba a que su café estuviese listo, revisó el celular, como siempre, con un gran bostezo empañándole la vista. Cuando recupera la nitidez de su visión queda una vez más decepcionado. No era la primera vez, y a estas alturas debería estar completamente acostumbrado, pero no podía evitarlo. Todas las mañanas al despertar y todas las noches antes de dormir lo hacía, a pesar de saber que no recibiría ningún mensaje del pelinegro lo hacía, revisaba el chat con la esperanza de ver al menos un "Hola" de su parte. Jimin lo mataría si supiera que aún sigue haciéndose eso voluntariamente. Sin embargo, su mente no podía parar de repetir un "Escríbeme… vamos, escríbeme algo" cada vez como si se hubiera auto inducido en una tortura personal.

El sonido que indica que su café está listo lo saca de sus pensamientos, por lo que deja el dispositivo en la encimera y procede a servirse. En su primer trago le llegan dos notificaciones y no tuvo que mirar para saber de quienes y de qué se trataban. Una era de la empresa, su mánayer recordándole la agenda, y el otro de Jimin preguntando si ya estaba despierto.

Llevaba casi un año en Seúl. Unos meses después de irse Jimin y Yoongi lo siguieron con la excusa de que iban a abrir un restaurante. Taehyung tenía que aceptar que al principio no les tenía mucha fe, puesto que ambos eran casos sociales, pero algunas semanas atrás su mejor amigo llegó con la invitación a la inauguración y aquello sí que lo dejó sin palabras. Para su sorpresa, el lugar y la comida estaban increíbles, Jimin le comentó que los padres de Min habían invertido en ese proyecto y que así fue como consiguieron el dinero para llevarlo a cabo. Los felicitó con una gran sonrisa, feliz porque ambos estaban cumpliendo sus metas. Semanas después, les iba bastante bien en el negocio, y su mejor amigo intentaba estar para él todo lo que podía.

Taehyung lo entendía, ambos habían crecido y tomado caminos distintos, por lo que no podían estar en contacto tanto como antes. Sin embargo, pese a su situación siempre que podían se veían y mantenían actualizados con el otro. Jimin había sido siempre un gran apoyo para él, por lo que tenerlo en Seúl era un factor primordial para ayudarlo a mantenerse a flote a pesar de todo lo que cargaba sobre sí.

Le marcó, escuchando su respuesta después de solo dos tonos.

—Chim, es muy temprano…—protesta el menor sin poder aguantar otro bostezo.

— No me interesa. Verás, falta poco para tu cumpleaños y llevo días pensando qué hacer para ti-

—Sabes que no deberías preguntarle al cumpleañero, ¿no?— Lo interrumpe burlón, le da una mirada al reloj de su microondas y emprende camino a su cuarto para buscar la ropa que usaría en el día.

—No te iba a preguntar, pesado, te llamo-.

—Te llamé yo— Lo vuelve a interrumpir, ya de camino al baño con el gruñido de su amigo de fondo.

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