ESPEJO

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El sonriente reflejo se mueve como si tuviera conciencia propia, señala hacia un punto en el bosque, haciendo que el verdadero Charles voltee hacia el lugar indicado, lo cual es aprovechado por su contraparte jalándolo hacia el interior del espejo.
Todo en la mente del joven es oscuridad mientras cae a lo que parece un precipicio sin fondo.

La caída parece larga, pero poco a poco la velocidad con la que se precipita comienza a disminuir, hasta que por último se detiene y aunque no siente un piso, puede caminar, por lo que dirige sus pasos en la oscuridad sin un rumbo fijo, hasta que por fin logra llegar a un lugar donde se puede ver una pequeña luz.

Charles, tan rápido como puede se dirige hacia la luz pensando que es una salida, pero conforme se acerca, más luces comienzan a aparecer hasta que es rodeado por un centenar de ellas, estira la mano para tocar uno de los diminutos destellos y este comienza a crecer convirtiéndose en una luz cegadora.

Cuando por fin la luz le permite abrir los ojos se encuentra en un campo nevado, frente a él un grupo de niños juegan a lanzarse bolas de nieve, todos parecen felices, lento, camina hacia ellos solo para darse cuenta de que al querer tocarlos los traspasa como si de un fantasma se tratará.

—Es inútil —escucha a lo lejos y voltea mientras la voz continua —los recuerdos son etéreos por muy reales que lo parezcan.

Al ver quien le habla, descubre un niño de la misma edad de aquellos que juegan.

—¿No me reconoces, Charles? —pregunta sonriendo.

—Lo siento pequeño, no creo haberte visto antes —agrega el hombre dudoso.

—Vaya, hace tanto que no recuerdas tu pasado que incluso has olvidado cómo eras de niño, mira.

El niño señala hacia un lugar y Charles observa a un pequeño que se encuentra solitario en una banca.

—Eres tú.

—Y tú también —agrega el niño —los tres somos la misma persona.

—Eso no puede ser, yo recuerdo muy bien las fiestas en casa, la cena navideña, a mis padres siempre reunidos para compartir la comida ¡esto nunca pasó!

—Esos recuerdos son falsos, tú los creaste con tu imaginación, deseabas tanto ese tipo de fiestas, que con el tiempo te convenciste de que así fueron tus navidades.

Ambos se acercan al pequeño solitario y observan que se encuentra leyendo un libro donde hay toda clase de historias llenas de aventuras.

La escena comienza a desaparecer y la oscuridad vuelve, quedando solo de nuevo, rodeado de las pequeñas luces del principio.

Rápido comienza a tocar luces que le muestran sus recuerdos, pero lo único que ve, es a un pequeño solitario, la mayoría de las veces leyendo, algunas otras veces escribiendo en amarillentas hojas que casi siempre terminaban alimentando el fuego de la chimenea que calentaba el descuidado hogar

—Nunca tuviste una buena vida y menos una navidad feliz —escucha la voz del niño —te propongo un trato, quédate aquí conmigo para inventar más recuerdos falsos pero felices y olvida el asunto de regresar a casa, donde nadie te espera.

Mientras comienza a desaparecer el último recuerdo de infancia, Charles cae de rodillas llorando.

—Veo que me necesitas, —escucha la voz del gato —dame dos letras y te diré cómo salir del espejo.

—¡Tómalas! —grita —y dime cómo salir de este lugar.

—Está bien, tomaré las últimas letras, esas que no afectan tanto tu nombre mi querido Charl, ahora quiero que levantes el rostro y tomes la luz que te voy a señalar.

El escritor aún con lágrimas en los ojos obedece, observa el destello que el gato señala y lo toma.

La escena cambia y logra verse de joven, tomado de la mano con una chica, ambos ríen, mientras caminan por la calle durante una nevada.

—Catherine, ella no solo hizo mis navidades alegres, también me alentó a continuar mi camino como escritor cada vez que mi padre hacía algo para que lo dejará.

La oscuridad regresa, un terrible dolor oprime el corazón de Charl hasta hacerle perder el conocimiento.

CHARLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora