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Ariadne Ruelle

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Ariadne Ruelle

Había pasado casi una semana desde que había recibido aquel mensaje de Raúl y no había sabido nada más de él durante toda la semana. Sabía que aquel gracias significaba mucho más que eso, y pese a ello, continuaba con una sensación extraña recorriendo cada célula de mi cuerpo.

En cuanto abrí la puerta de la limusina escuché el escándalo del gentío. Dos hombres se colocaron a cada lado de mi cuerpo acompañándome hasta el inicio de la alfombra que llegaba hasta la entrada del edificio.

Fue entonces cuando los flashes de las cámaras recayeron sobre mí, pero yo tan solo fingí caminar con la mirada hacia el frente sujetando entre mis dedos la fina varilla en la que se aguantaba el antifaz plateado mientras continuaba escuchando mi nombre provenir de todos los rincones.

— Señorita Ruelle ¿Es usted una de las invitadas a la cena de la gala benéfica de esta noche? — preguntó una de las voces, y cuando acercó su micrófono hacia mí lo que le permitieron los de seguridad, entendí que era de esas cadenas televisivas que se había dedicado a difundir todo lo que Raúl y yo habíamos estado haciendo durante esas últimas semanas.

Por suerte a los reporteros no les había dado tiempo a conseguir fotografías de nosotros yendo a recoger a los niños al colegio, pero sí en la puerta del hospital y eso había llevado a rumores que beneficiaban a Francisco Luján.

— Por eso estoy aquí — fue lo único que pude responder, de la forma más obvia posible cuando salí de mis pensamientos.

Necesitaba causar buena impresión y dejar que me hiciesen fotos. Había sido una de las cosas que más había puntualizado Claudia. Eso haría que Francisco Luján estuviese contento con lo que estábamos consiguiendo, o eso pensaba mi representante, porque yo ya pensaba que el director nunca quedaría lo suficientemente conforme cuando de aquello se trataba.

— Ruelle — habló esta vez un hombre — Todavía no han dejado en claro el porqué de las máscaras en los hombres y los antifaces en las mujeres. ¿Podría usted revelar un poco más de eso?

Yo negué rápidamente con la cabeza. Según me habían dicho yo no podía decir nada ya que sería algo a lo que le darían relevancia después de la cena, pero tampoco sabía muy bien como.

— No soy yo quien puede hablar de ello.

Me hicieron unas preguntas más antes de dejar que me encaminase hacia el interior. Pude reconocer a mucha gente que trabajaba en el sector del arte,música e interpretación. Las personas más reconocidas posaban delante de un cartel donde ponía el nombre de la asociación que se había encargado de llevar el trámite de la cena.

— Aquí estás — habló una voz que identifiqué a instante — he escuchado tu nombre entre los periodistas y eso solo podía significar que ya habías llegado.

Me giré hacia él en ese preciso instante. Nicolás estaba impecable, con uno de esos trajes hechos a medida que cuadraban su espalda estrecha y los hombros rectos dándole así ese toque formal que ameritaba la gala.

Glacial [#1] [✓]Where stories live. Discover now