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CUANDO TENEMOS problemas familiares es imposible no salir de nuestra realidad, ya sea con música o libros, tal vez ambos, cuando tú familia te excluye por un niño de 4 años, o dependes emocionalmente de un perro, muchos dicen que está mal.

Pero, ¿Y si ellos son los que están mal?

También, tal vez desde pequeño o pequeña te mandaban al psicólogo por cualquier estupidez, o cuando estás más grande te siguen insistiendo en un psicólogo, y tú les dices que no estás loc@, pero en realidad no lo estás, solo te guardas cosas, y te dicen que está mal, si, lo está pero no crees que tú familia sea la indicada para escuchar lo que te guardas, porque te critican o se enojan.

Este es el caso de Vanessa Montaier, quien tenía problemas con su familia y al mismo tiempo era excluida por ella gracias a su primo de apenas 4 años, y dependía emocionalmente de un perro.

— Ya me voy— anuncio la rubia tomando su mochila.

— ¿Que vas a desayunar?— pregunto su mamá, poniendo su comida en su bolsa para el trabajo.

— Nada, me llevaré una manzana para comer en el camino— tomó la antes dicha y colgó su mochila en su hombro.

— Eso no es un desayuno, Vanessa— dijo molesta su mamá.

— Pero al menos tendré algo en el estómago— sin dejar que su madre respondiera salió de su casa de camino a la estación de autobús, sabía que si se quedaba la discusión seguiría y no quería que su padre bajara molesto y le diera una cachetada por discutir con su madre.

Mientras caminaba hacia la estación, puso sus audífonos y comenzó a escuchar musica, mientras se imaginaba que estaba en una pelea con los enemigos de los personajes de Marvel. 

Al llegar a la estación de autobús se subío y en unos de los asientos diviso a sus amigo Charlie y a su hermana Tori, el primer mencionado le hizo una seña de que se sentará con ellos, ella sonriente se acercó a ellos.

Después de varios minutos llegaron a la escuela, Tori y Vanessa se fueron a la escuela para chicas Higgs y Charlie a Truham.

La rubia se despidio de Tori y fue a su salón donde se encontraba Elle sentada mirando su celular, se acercó a ella y se sentó.

— ¿A quien le escribes?— pregunto Vanessa dejando su mochila en el piso.

— A Tao— respondió mandando un último mensaje para después apagar su celular.

— ¿Tanto lo extrañas?— sonrió pícara.

— ¿Sabes? Eres muy linda— dijo corriendo un mechón rubio por detrás de su oreja.

Vanessa le dio un manotazo no tan brusco.

— No cambies el tema, Argent— río.

— Obviamente lo extraño, tonta.

𝗣𝗥𝗢𝗕𝗟𝗘𝗠 | 𝐍𝐢𝐜𝐤 𝐍𝐞𝐥𝐬𝐨𝐧Where stories live. Discover now