Capítulo 6 ~ El síndrome del impostor

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Capítulo 6

(Advertencia: +18. Contenido de prácticas explicitas. Cualquier práctica sexual debe ser consensuada y de mutuo acuerdo. No es no, quizás es no. Sí es sí, y si luego dicen que no, es no. No romanticemos actos que actúen contra la integridad física y mental de una persona.)

***

«Querido Fred,

Han pasado algunos días desde el cumpleaños de tu madre en La Madriguera y... no hemos vuelto a hablar del tema.

Sé que también es injusto desahogarme contigo, que quizás me odies allá dónde estés pero quiero que entiendas que no pretendo dañarle ni dañarte. No busco que ésto se convierta en una copia de lo que tuve contigo, ni deseo oír los mismos te quiero. No quiero que sea una rutina para salir del dolor, quiero sentirlo todo a su magnitud real, no un romanticismo obligado.

Pero han pasado tantos días sin volver a saber de él que quizás me equivoqué, y ahora pienso en ello, por haberme dejado llevar cuando él trataba de disculparse. A lo mejor es que él no quería como yo, lo que me lleva a la conclusión de que debo estar confundida. Que te echo tanto de menos, que te necesito tanto que no sé descifrar las verdaderas señales.

Y eso, querido Fred, me hace sentir culpable porque tú debes estar sufriendo por mis actos.

Denébola Black»

***

Martes 21 de Diciembre de 1999

Los últimos dos meses los había pasado encerrado en su despacho casi por completo. Había agotado, repuesto y vuelto a agotar hasta un total de cuatro veces el pequeño aparador-bar que había colocado allí para las visitas importantes. Pero cada vez que lo pensaba, cada vez que el recuerdo volvía una y otra vez a su mente como un dulce sentimiento, recaía en la miseria. Porque así debía ser, o al menos eso pensaba él mismo, pues había sido un hermano horrible.

Ese día era una de esas veces en las que había vuelto a sentir el recuerdo de los labios de Dené sobre los suyos como un susve hormigueo, y ahora le era inevitable ahogar las penas con alcohol; removiendo un vaso medio vacío de whisky de fuego mientras despeinaba su cabello y se hundía en el sillón.

La garganta le ardía pero él lo prefería así, era como si pudiese quemar los malos pensamientos que le decían a gritos dentro de su cabeza que tomara polvos flu y fuese a buscarla, que la rodease con sus brazos y volviese a besarla. Pero él no podía hacer eso, era un grave error. No sólo porque estaba avivando en su interior algo imposible, sino porque además estaba contribuyendo a confundirla, porque para George era obvio que jamás podría ser real que ella sintiese algo por él. Era tan perfecta ante sus ojos y él se sentía tan pequeño a su lado que para George sólo había un pensamiento lógico, que dentro de su dolor por la pérdida lo confundía con su gemelo.

Y eso, le dolía aún más. No porque desease que sólo pudiese verle a él, sino porque estaba perturbando la memoria de Fred comportándose como un adolescente hormonal.

Dos toques en la puerta le obligaron a serenarse y recolocar su corbata previamente aflojada, aunque a la persona que entró poco le importaba su descuidado aspecto pues rebuscaba alrededor de la estancia.

--¿No está contigo? --preguntó Ginny colocando los brazos en jarras.

--¿De quién me hablas? --dijo confundido, pero su lengua se trababa dándole a pensar que quizás había bebido demasiado.

Ginny chistó en desaprobación--. ¿Quién va a ser? ¡Dené! Siempre está contigo.

--Oye, mira. Eso no es así --comenzó a explicar George con la miraba baja.

Cómo me enamoré de la última de los Black. || GEORGE WEASLEY ||  TERMINADAWhere stories live. Discover now